viernes, 31 de mayo de 2013

Desafíos de la democracia en América Latina

Aritz Recalde, mayo de 2013
 
En el año 1968 Juan Perón publicó la obra La Hora de los Pueblos. En el libro, mencionó que el problema político fundamental del país y del continente, estaba ligado a la necesidad de alcanzar la liberación frente a los imperialismos. Dicha tarea, tenía que involucrar dos grandes frentes de acción, que eran el plano internacional y las  reformas estructurales en el ámbito interno. Se trataba según Perón, de superar los marcos de la denominada “democracia demoliberal”, para consolidar la democracia popular o el “socialismo nacional”. Con la finalidad de ejecutar ambas acciones, el ex mandatario fijó una agenda política. El primer determinante a superar, tenía que ver con modificar la relación de política exterior dependiente y subordinada del país, en relación a las metrópolis. Frente a ello, el mandatario argentino proponía ubicar al país geopolíticamente en una Tercera Posición, independiente del comunismo y del capitalismo liberal. La Argentina debía inscribirse en el mundo, a partir de la integración continental de América Latina o en su defecto, Perón sostenía que “el año 2000 nos encontrará unidos o dominados”. Las reformas estructurales en el ámbito interno, iban incluir aspectos económicos, sociales, políticos y culturales. Había que industrializar el país y la región, contribuyendo a la consolidación de una “comunidad económica” entre los países del sur, principio a partir del cual, se podía organizar un “mercado común latinoamericano”. En el plano social y tal cual tituló Perón su libro, había llegado la “Hora de los pueblos”. Los pueblos se movilizaban y exigían formar parte de la apropiación colectiva del producto del trabajo. En este marco, Perón sostenía que “había terminado en el mundo el reinado de la burguesía. Comienza el gobierno de los pueblos”. En el terreno cultural, estableció que sólo “podremos neutralizar la acción imperialista, en la medida que seamos capaces de luchar para colocarnos cultural y tecnológicamente a su altura”.
Perón sostuvo que para alcanzar la transformación de la política exterior y de las estructuras internas, se debían superar los marcos de acción política propios de los partidos demoliberales, que funcionaban meramente como agentes electorales. Las organizaciones libres del pueblo, tenían que constituirse como una voluntad política capaz de llevar adelante el proyecto nacional.
A 45 años de su publicación, la Hora de los Pueblos tiene profunda actualidad. En la línea de las iniciativas de Perón, América Latina está revisando su inscripción geopolítica dependiente de los Estados Unidos y de los lineamientos del Consenso de Washington. El camino de ruptura con el imperialismo de norte, lo inició Hugo Chávez desde el año 1999. La acción inicialmente solitaria del dirigente bolivariano, fue encontrando aliados políticos con la asunción de gobiernos populares en Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, Bolivia o Paraguay. La articulación de los dirigentes populares y sus pueblos, permitió obstruir el ALCA en el año 2005 y a partir de allí, abonó el camino para el fortalecimiento de una nueva unidad geopolítica, que es la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR). Profundizando estas políticas, en el 2010  los líderes regionales dieron nacimiento a la  Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC).
Los gobiernos populares están modificando las estructuras internas de sus países. Con esa finalidad, los Estados están reconquistando su patrimonio enajenado en manos del imperialismo. Bolivia recuperó el agua y la administración nacional de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos. Argentina expropió Yacimientos Petrolíferos Fiscales y nacionalizó los fondos de jubilaciones. Venezuela nacionalizó las comunicaciones, varias franjas petrolíferas, impulsó una reforma agraria y promovió la administración estatal de la siderurgia o de la industria del cemento. Todos los países, con sus matices y sus tiempos, están recuperando su patrimonio económico que había sido apropiado por los imperialismos y las oligarquías.
Las reformas de las estructuras internas, están derivando en el bienestar social de los pueblos del continente. Los argentinos promovieron la Asignación Universal por Hijo y los brasileños el Programa Bolsa de Familia. Los venezolanos de extracción humilde, por primera vez en su historia,  están accediendo a un sistema de salud y de educación gratuita y universal, con las misiones impulsadas por el Estado. Con aciertos, con errores y aún con muchas demandas no satisfechas,  los gobiernos populares de América Latina, están redistribuyendo la riqueza social y en todos los casos, han bajado la pobreza, la indigencia y la desigualdad.
En el plano cultural, la etapa adquirió avances considerables en el terreno del reconocimiento de las etnias oprimidas, en la democratización del acceso a la educación y a la comunicación, en la recuperación de la conciencia histórica y en el desarrollo de una plataforma científica soberana. Los bolivianos tienen un presidente proveniente de las poblaciones originarias y su constitución instituyó el Estado Plurinacional Comunitario. En la Argentina, se sancionó la ley de servicios de comunicación audiovisual más importante de la historia del continente, en lo concerniente a la democratización del acceso a la información y a la cultura. Los latinoamericanos desarrollaron una TV regional con TELESUR. Tal cual lo estableció la UNESCO, en Venezuela y en Bolivia se erradicó el analfabetismo. Los jóvenes brasileños tienen 14 nuevas universidades con Lula y los argentinos nueve a partir de Néstor y de Cristina Kirchner. Argentina va a la vanguardia tecnológica con el INVAP que elabora satélites, radares y reactores. Los brasileños producen aviones con EMBRAER. Ambos países, elaboran en conjunto el vehículo liviano llamado GAUCHO. Paso a paso, el continente está construyendo la soberanía cultural y la independencia científica y tecnológica.
Para alcanzar las transformaciones mencionadas, los países convocaron a las organizaciones libres del pueblo. Argentina movilizó a las organizaciones sociales, a los sindicatos, a los nuevos y a los viejos partidos políticos. Los bolivianos vertebraron el Movimiento al Socialismo a partir de las organizaciones campesinas. Los venezolanos movilizaron al pueblo y centralizaron las fuerzas revolucionarias en el Partido Socialista Unido de Venezuela. En todos los casos, los nuevos actores superaron los marcos del demoliberalismo, que otorga a las fuerzas políticas meras funciones electorales, para poner en su lugar, a los oligopolios mediáticos.
Argentina está construyendo un nacionalismo popular. Los venezolanos y los ecuatorianos llamaron a sus propuestas como socialismo del siglo XXI, de manera similar al socialismo nacional de Perón. Evo Morales promueve un socialismo comunitario. En todos los casos, los países mencionados se proponen construir alternativas al neoliberalismo, en el marco de un sistema político de competencia de partidos y de una economía social de mercado. Con sus particularidades y sus perfiles propios, todos los gobiernos populares se reúnen en su decisión de superar el demoliberalismo, para construir modelos de desarrollo sustentables y con justicia social.
Resta mucho aún por hacer en el terreno del desarrollo industrial y de infraestructura económica de los países. Siguen  vigentes varias deudas sociales en los planos educativos, de la salud, de la vivienda, el empleo o en el acceso a servicios básicos. Falta mucho para hacer en el terreno de la soberanía científica y tecnológica. La integración del continente está aún, a medio camino. Ahora y pese a ello, los lideres y sus pueblos, están dando pasos importantes en la consolidación de renovados modelos de desarrollo nacional independiente. Finalmente y tal cual lo estableció Juan José Hernández Arregui, “Nosotros hemos aprendido a definir a las naciones dominantes como las progenitoras de la criatura colonial. Y a esa criatura la hemos asesinado sin ceremonias en la lucidez de nuestra conciencia histórica plegándonos a la lucha revolucionaria de las masas argentinas e iberoamericanas”.

 

 

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