domingo, 17 de marzo de 2024

Aritz Recalde: “El peronismo tiene que darle un nuevo mito movilizador a la militancia"

 Entrevista de JUAN BORGES para la Agencia Paco Urondo  


14 Marzo 2024

 

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo ve al peronismo actualmente?

ARITZ RECALDE: El peronismo atraviesa una crisis en cuatro dimensiones: de representación, de identidad, de organización y programática.

La derrota electoral del 2023 refleja la crisis de representación y el deterioro de su relación con la masa popular. Anteriormente, el justicialismo nacional fue vencido en 2013, 2015, 2017 y 2021.

En 2023 el espacio fue derrotado a nivel nacional por una fuerza política nueva, sin mucha trayectoria. La Libertad Avanza no tenía un armado político territorial, si bien en la segunda vuelta tuvo el sostén del PRO. En la última etapa de la campaña Milei no recibió apoyo de buena parte del periodismo concentrado y pese a todo se quedó con muchos de los votos que en otras épocas estaban al Frente para la Victoria y al Frente de Todos.

Además del descalabro nacional, el justicialismo perdió varias provincias como es el caso de Chaco, Santa Cruz, San Luis, San Juan, Santa Fe y Entre Ríos. Incluso, ganando como fue el resultado de la provincia de Buenos Aires, perdió un importante caudal de votos en relación a elecciones anteriores.

Las clases medias y también los sectores populares, mayoritariamente, le dieron la espalda a los candidatos peronistas. Incluso y es bueno destacarlo, un sector considerable del electorado argentino votó a Milei por el hecho de que llevaba la bandera del que se “vayan todos, que no quede ni uno sólo”, de la “anti casta” y de la “motosierra contra el Estado” manejado por el binomio Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

El espacio justicialista sufre además una crisis de identidad. En sus orígenes, el Movimiento conducido por Perón formuló una doctrina nacionalista, popular, antimperialista y de orientación humanista y cristiana.  Luego, a partir de fines de los ochenta  y durante la presidencia de Menem en los años noventa, derivó en la ideología del neoliberalismo. Con Duhalde primero y luego con Néstor Kirchner fue desarrollista. Desde 2019 con Alberto Fernández y con Cristina Fernández el justicialismo derivó en un progresismo liberal feminista. 

En general, las elites provinciales del peronismo no adhirieron a la ideología progresista  ya que en sus comunidades los pueblos tienen una identidad federal, tradicionalista y mayoritariamente cristiana. Lo mismo ocurrió en las gobernaciones radicales, del PRO y en las manejadas por expresiones locales que no asimilaron la revolución cultural que promovió el gobierno nacional del 2019. 

 

APU: ¿Predomina una mutación en el peronismo?

A.R: Como parte de estas constantes mutaciones, el peronismo carece de una doctrina unificada y hay dirigentes que bajo un mismo sello partidario profesan posiciones políticas e ideológicas totalmente enfrentadas y no existe una conducción que pueda sintetizarlas y encausarlas.

La carencia de una identidad partidaria acentuó la crisis de representación y profundizó la crisis de la organización. En temas organizativos, Perón creó un movimiento pluri-clasista con eje en los trabajadores sindicalizados. La identidad fue pluri-étnica y se amalgamó a partir de un humanismo cristiano. El movimiento se estructuró como un espacio pluri ideológico y reunió a referentes provenientes de la izquierda, derecha, radicales y socialistas, creyentes y agnósticos. El movimiento no se disgregó pese a la diversidad de dirigentes e ideologías, ya que tenía un conductor estratégico que los convocó a dejar en un segundo lugar sus diferencias y orígenes partidarios, para construir una agenda compartida de una patria libre (soberanía política), justa (justicia social) y soberana (independencia económica). El centro del dispositivo de poder del proyecto fueron el sindicalismo, la iglesia y las fuerzas armadas. La ruptura de Perón con estos dos últimos factores de poder auspició su caída en el año 1955. También conllevó una gran dificultad para gobernar en el año 1973. En su tercera gestión Perón intentó reorganizar su frente político acercando nuevamente a los militares, la iglesia y a los empresarios. Encontró un alto hostigamiento por parte del capital trasnacional y del empresariado concentrado interno. En su Movimiento rechazaron la convocatoria a la unidad sectores de la juventud que se referenciaban en la izquierda y la lucha armada y por grupos identificados con la derecha.

Con la muerte de Perón terminó el proyecto fundacional y nació una nueva etapa política caracterizada por las distintas y contradictorias apropiaciones y usos de su legado. Emulando su nombre, a nivel nacional surgieron el menemismo, el duhaldismo, el kirchnerismo, el cristinismo y un amplio abanico de partidos, organizaciones y dirigentes provinciales y municipales. En cada uno de estos momentos históricos se modificaron las alianzas internas, las formas de ejercer el poder y las agendas de política de Estado.

Menem hizo un pacto con las corporaciones extranjeras y gobernó con la rama política. Para alcanzar el poder, diagramó un acuerdo con la provincia de Buenos Aires. A medida que avanzaban las privatizaciones y la desindustrialización, rompió con sectores del histórico sindicalismo peronista que pasaron a la oposición. El Presidente terminó de destruir lo que quedaba de las fuerzas armadas.

También Néstor Kirchner llegó de la mano de la rama política a partir de un acuerdo de gobernadores. La articulación con la provincia de Buenos Aires referenciada en la figura de Duhalde, se asemejó al esquema del año 1989 por el cual Menem alcanzó la primera magistratura. Kirchner intentó recuperar la alianza con los trabajadores formales de la CGT/CTA y también con los obreros informales organizados en los años noventa en oposición a Menem y De la Rúa. El mandatario pasó de promover la transversalidad con el progresismo, a la conducción personal del Partido Justicialista. Kirchner aplicó una férrea centralización del poder, debilitó a los gobernadores justicialistas y bloqueó la posibilidad de construir frentes políticos federales. 

Con su muerte, terminó el kirchnerismo y surgió el cristinismo que se propuso hacer una nueva síntesis política con centro en los sectores medios juveniles. A partir del año 2013 la mandataria se propuso suplir la falta de representatividad de los nuevos dirigentes otorgándoles cargos públicos. La agrupación de Cristina construyó un entramado federal con los puestos gerenciales y con las designaciones de empleados en las empresas como Aerolíneas, PAMI y ANSES. Desde allí, se empezó a diagramar una disputa electoral contra los referentes locales y provinciales con los cuales se había caminado anteriormente bajo la comandancia de Kirchner. Desde la desaparición de Néstor y particularmente con la opción de Cristina de tener una agrupación propia, se tensó la relación con intendentes, gobernadores, sindicatos y  organizaciones sociales. Esa disputa y sus consecuentes grietas internas, permanece hasta nuestros días.

Como consecuencia de estas y de otras cuestiones, hoy no existe una mesa nacional del peronismo y hay una gran dispersión. El desastre electoral en las provincias tampoco facilita la posibilidad de hacer un frente de gobernadores e intendentes. Como resultado de las incapacidades de los dirigentes, del estado emocional de la militancia y por decisión de las conducciones del justicialismo de los últimos 20 años, las ramas política, femenina, sindical, juvenil y las organizaciones sociales están divididas y enfrentadas.   

 

APU: ¿Falta un norte respecto hacia donde ir en materia económica? 

AR: Como consecuencia de lo que venimos diciendo, el justicialismo no tiene un programa nacional de desarrollo y tampoco un norte que marque el camino. Hace varios años que se remplazó la bandera del proyecto nacional y la planificación social a futuro, por un relato nostálgico del pasado kirchnerista. Hace tiempo que no coincide el relato con lo que efectivamente ocurre. Los datos de la economía muestran la acumulación de una década de estancamiento. Solamente durante el último año de gobierno de Alberto y Cristina se alcanzó una inflación cercana al 200%. La educación, la salud, la seguridad y la infraestructura públicas atraviesan serios problemas. En la última década se llegó a la preocupante realidad de que se puede ser pobre trabajando en blanco, teniendo profesión y oficio.

Al trabajador formal y a la clase media no le importó el relato de la dirigencia y buscaron salvar a sus familias de la decadencia argentina. Se fueron masivamente de la escuela pública a la privada, se pagaron obras sociales y sistemas de prepagas, financiaron seguridad privada o viven en barrios cerrados. Al sector informal se le aplicó una política de contención que reprodujo su condición de pobreza y hace años que en las barriadas populares se vive cada día peor. Es por eso que votaron a la Libertad Avanza y no solamente porque se lo recomendó Milei desde TikTok o un periodista de La Nación TV.

En este contexto, si el justicialismo no vuelve a la realidad, difícilmente tenga posibilidad de formular un programa de desarrollo. Sin un plan se convertirá, definitivamente, en el pragmático administrador del subdesarrollo nacional y no en el gran motor de progreso económico y social que supo ser.

Los problemas de identidad, de organización, de programa  y la manera de ejercer la conducción estrategia y táctica le quitaron musculatura partidaria, capacidad de decisión gubernamental y competitividad electoral. El frente electoral que permitió ganar la elección del 2019 fue un fracaso como alianza de gobierno y Alberto Fernández se convirtió en el equivalente al mal gobierno de Dilma Rousseff en Brasil que habilitó a Bolsonaro. 

Paradoja de la historia, en nombre del kirchnerismo el gobierno saliente en el año 2023 dejó el país en las terribles condiciones en las que lo encontró Néstor en 2003: la mitad de los argentinos pobres, el pueblo descree de los políticos, la clase media y los jóvenes desencantados se van del país, la deuda externa ahoga al Estado, el sindicalismo y las organizaciones sociales están divididas y el justicialismo nacional se encuentra balcanizado.

APU: ¿Considera posible su reunificación en la actual coyuntura?

AR: Desde la vuelta de la democracia el peronismo estuvo mayoritariamente en el poder estatal y el manejo de sus recursos muchas veces funcionó como un ordenador partidario. Un dirigente o una agrupación podían no compartir el rumbo del gobierno, pero se ordenaban a cambio de los fondos para sostener sus estructuras. Sin recursos la estrategia de “conducir es contratar” hoy entró en crisis y no es simple que ningún sector del peronismo acepte una conducción única.

Luego del año 2015 Cristina se propuso ordenar a la oposición utilizando el capital político kirchnerista. Su derrota en el año 2017 demostró que con ella solamente no se puede triunfar y también hizo evidente que sin ella tampoco se gana. De esa realidad nació la candidatura de Alberto Fernández a presidente. Actualmente, el deterioro creciente de la figura de Cristina y el crecimiento de su imagen negativa achican considerablemente la capacidad de imposición de su conducción.

Hay un tema que auspicia la reunificación justicialista y es la decisión de la Libertad Avanza de implementar cambios radicales en la economía, en la cultura, en el Estado y en la forma de financiar a los gobiernos federales. Los distintos frentes abiertos por Milei van construyendo un adversario en común y auspician la posibilidad de la unidad del justicialismo y de la acción conjunta con otros partidos provinciales.

La gran mayoría de los sindicatos se ven perjudicados por el empobrecimiento de sus afiliados, por el intento de eliminar convenios y por el programa económico. Los gremios estatales están en conflicto por drástica reducción del personal. Hay que ver qué ocurre con los empresarios de la obra pública, con los proveedores del Estado y con aquellos perjudicados por la recesión y la apertura. Los ajustes en las universidades nacionales y en el sistema educativo provincial van a empujar a sectores de la juventud al conflicto callejero.

 

APU: Hay ahogamiento de los gobiernos provinciales...

AR: Los gobernadores están recibiendo un hostigamiento presupuestario y Milei les exige que hagan el ajuste. En este marco, algunos optaron por pactar con el oficialismo a cambio de recursos como es el caso del justicialismo de Tucumán. Otros, intentan negociar y al mismo tiempo amenazan a confrontar como ocurre con los gobernadores de la UCR e incluso del PRO. Parte de estos sectores impulsaron un frente de Gobernadores de la Patagonia, que emitió varios mensajes duros contra la política oficial. Existen mandatarios que se enfrentan públicamente a Milei como es el caso de los titulares de La Rioja, de Formosa o de Buenos Aires.

Si Milei se fusiona definitivamente con el PRO y rompe sus alianzas con los salteños, los cordobeses y los misioneros, se abre la posibilidad de un nuevo frente anti oficialista. La relación de la Libertad Avanza con la UCR tampoco es simple y lineal y en el futuro puede reconfigurarse el espacio político. 

Si el Ejecutivo nacional continúa con su programa de ajuste, los gobernadores justicialistas pueden tender a unificarse y a articular acciones con los sindicatos, los empresarios, los sectores de la cultura y con las representaciones de la economía informal. También pueden sumar a otros gobernadores de distintos partidos políticos. Objetivamente, todos estos sectores sociales, partidarios y culturales tienen a Milei enfrente. Subjetivamente aún eso no está claro. Políticamente tampoco.

Igualmente, a tan solo tres meses de iniciado el gobierno es muy promisorio adelantar la forma que adquirirá el peronismo o cómo se llame el espacio. Dependerá mucho de la mejora o no de la economía y de la suerte del actual frente de gobierno nacional.

También hay que ver qué ocurre con la gestión y con la proyección de los flamantes gobernadores como el de Córdoba o de otras tradiciones políticas como el de Santa Fe. Hay una nueva generación política joven en lugares de responsabilidad que tienen mucho futuro. Estamos en la antesala de un cambio político generacional.

APU: ¿Cuáles deberían ser los planteos que deberían retomarse en esta etapa tan adversa para volver a ser alternativa de poder?

AR: Primero, hay que volver a la realidad y dejar atrás el relato de autobombo. Hay que interpretar el contundente mensaje de las urnas. Hay que poner el oído en el planteo de la iglesia católica, que en soledad, está denunciando el descarte humano y el temerario panorama social del país. Es momento de escuchar a los sectores populares, al empresariado del comercio, los servicios, del agro y de la industria. Es fundamental recuperar el dialogo con las comunidades provinciales y eso demanda dejar atrás la cultura del progresismo porteño, para adherir a un pluralismo de verdad, a una identidad federal y popular. Nuevamente, el peronismo debe representar una alternativa realista de mejora y tiene que generar una expectativa en la gran masa de pueblo. Políticamente, hay que terminar con el sectarismo y con las divisiones que destruyeron al peronismo y que fueron parte causal del actual drama argentino.  Primero la patria, después el Movimiento y finamente los hombres.

Es fundamental recuperar una identidad a partir de la cual construir una unidad de destino, unificar a la organización y darle un nuevo mito movilizador a la militancia. Hoy Milei tiene un relato de futuro y genera una emoción entre los jóvenes que el justicialismo perdió hace años. Con realismo, con un amplio acuerdo movimentista de dirigentes, con una identidad doctrinaria y cargados de valores movilizadores estamos en condiciones de avanzar  en la reorganización. Digo organización y no frente electoral, cuestión que tiene que venir luego de tener acuerdos programáticos y políticos.

Otro tema central es la formulación de un programa que sea el resultado de una doctrina y de un acuerdo nacional.  Sobre esta cuestión, solamente quiero destacar un par de ejes. El primero, es que tenemos que recuperar la cultura del trabajo y no creo en que se pueda construir un país sobre el consumo o sobre el subsidio a la pobreza. Se puede vivir dignamente trabajando con un salario modesto. Por el contrario, la persona humana es humillada malviviendo del bolsón de comida y del eterno subsidio de desempleo estatal.

 

APU: ¿Falta recuperar un proyecto nacional vinculado a la producción?

AR: Es fundamental reordenar el Estado y motorizar las voluntades detrás de un proyecto de producción y de trabajo. El actual intento de controlar la inflación y de sanear las rentas públicas, son solamente aspectos parciales de la economía y no suponen un programa de desarrollo. El peronismo debe ser la fuerza de la producción y tiene que enfrentar a los especuladores financieros y a sus socios en el gobierno que organizan la fuga de la riqueza e impiden la existencia de un capital nacional. La renegociación de deuda y la reforma del marco institucional que garantiza la especulación (ley de entidades financieras y regulación del Banco Central) deben ser parte de una causa nacional.

Es fundamental tener acuerdos básicos para la explotación de los recursos naturales y el desarrollo eficiente de las empresas públicas estratégicas. 

Un tema fundamental es volver a la doctrina acerca de que los únicos privilegiados son los niños. La crisis de la Pandemia fue, posiblemente, la única desde el año 1983 en adelante en la cual frente al desastre social el peronismo no priorizó el cuidado de embarazadas y de los bebés del pueblo que quedaron totalmente desamparados. El gobierno saliente dejó el 60% de pibes pobres y eso es una inmoralidad injustificable. La marginalidad juvenil actual es uno de los grandes impedimentos para el desarrollo futuro.

Otro tema estratégico es avanzar en un acuerdo federal y pluri-partidario sobre la educación, la capacitación en oficio y la ciencia.  Esto involucra al justicialismo y a todos los gobernadores y actores del sistema.  

Luego está la cuestión de la seguridad y la terrible violencia en las barriadas populares. El narcotráfico hace que la Argentina avance, vertiginosamente, hacia una fragmentación y a la pérdida de soberanía territorial como ya ocurre en México o en Colombia.  Miles de pibes están involucrados en el menudeo de droga, mueren consumiendo ese veneno y a partir de la brutal violencia vinculada a esta criminalidad como trágicamente se muestra hoy en Rosario.

La política exterior también debe ser parte de una agenda nacional.  No es bueno el partidismo de corto plazo en relaciones internacionales. El MERCOSUR tiene que ser la primera prioridad y con este fin hay que afianzar la relación con Brasil. Poco contribuyó en este sentido el trato despectivo de Alberto Fernández a Bolsonaro y el actual de Milei hacia Lula. 

Un país como el nuestro que padece una ocupación extranjera en Malvinas y que está frente a un conflicto mundial en la Antártida, no puede darse el lujo de no tener políticas de defensa.

Solamente se puede encarar esta gesta de refundación con patriotismo y con valores de solidaridad social.

 

APU: ¿Ve algún liderazgo posible en perspectiva?

AR: En el contexto de descalabro político general actual, Cristina conserva un piso de legitimidad, aunque las encuestas muestran que cada día es más baja su popularidad y más alto el rechazo a su figura. Desde el 2013 en adelante, la ex mandataria trabajó para que crezca su tropa propia y conformó una liga de intendentes y una representación en ambas Cámaras Legislativas. Cristina puede aplicar ese capital político para intentar dividir al peronismo, impidiendo que surja alguna alternativa electoral competitiva de una provincia o de un gremio. Otra posibilidad y dada que su debilidad relativa es mayor que la del 2019, puede mandatar a su espacio a acoplarse a un frente más grande.

No hay claridad de cómo jugaran en el mediano plazo los otros candidatos justicialistas históricos. Scioli está integrado al gabinete de Milei. Massa permanece en silencio y reordena su militancia del Frente Renovador. Parte del gabinete de Milei se completó con figuras cercanas a Schiaretti. Pichetto creó el bloque legislativo Hacemos Coalición Federal y van de un apoyo crítico a Milei a un aparente distanciamiento para volver al justicialismo.  Guillermo Moreno desde Principios y Valores impulsa una reunificación del justicialismo de base amplia.

Hay gobernadores e intendentes con gestión, con recursos y con representación. Los gobernadores del justicialismo de la Pampa, de la Rioja y de Formosa hoy están activos. Ziliotto participa de la mesa de gobernadores de la Patagonia, Quintela se muestra públicamente en la oposición a Milei e Insfran es un histórico referente del Partido Justicialista Nacional. Jalil de Catamarca y Jaldo de Tucumán hoy están cercanos a la estrategia de Milei y no parecen tener voluntad de formar o de conducir un frente peronista opositor en el corto plazo. 

Por volumen demográfico, por importancia económica y por representar nuevos liderazgos, los gobernadores justicialistas de Córdoba y de Buenos Aires seguramente intentaran conducir un espacio propio. El primero sumando a los sectores no cristinistas y el segundo a partir de apropiarse de la tradición y militancia de la ex mandataria.

Los sindicatos tienen una estructura nacional y una base popular organizada. Es de lo poco que quedó en pie del peronismo histórico y frente a la crisis de los partidos seguramente van a tener mayor voz en las decisiones que vienen.

Luego existen miles de agrupaciones políticas, culturales, deportivas, estudiantiles, profesionales, sociales, empresarias y religiosas a lo largo y lo ancho del territorio del país que funcionan de manera autónoma y descentralizada y que se pueden movilizar si existiera una conducción y un proyecto. Todo lo que hoy digamos es especulación. Se inicia una etapa de renovación generacional política y hay que ver cómo juegan los nuevos dirigentes.

martes, 20 de febrero de 2024

Carlos Marx, Javier Milei y el Justicialismo

 Aritz Recalde

 Publicada en el Avión Negro 



En el artículo me voy a referir brevemente a algunos puntos de encuentro y de desencuentro conceptuales en temas de economía y cultura entre el liberal Javier Milei y el izquierdista Carlos Marx. Tomaré como base de mi planteo solamente el discurso del mandatario argentino realizado en Davos y el Manifiesto Comunista del pensador alemán.

A modo de cierre, voy a hacer un resumen de los planteos Justicialistas sobre los temas tratados.

 

El capitalista es un revolucionario

Para liberales y marxistas el egoísmo materialista es el principio que reúne a los hombres y que mueve la historia. Para los primeros, el egoísta perfecto es el individuo capitalista produciendo y comerciando en un mercado funcionando en base a un conjunto reducido de reglas de juego. Para los segundos, el sujeto materialista ideal es una clase obrera en constante lucha por apropiarse, inicialmente, del excedente productivo y finalmente de la propiedad burguesa.

 

La condición revolucionaria de los empresarios

En su discurso en Davos, Milei sostuvo que el capitalista es un benefactor social que, lejos de apropiarse de la riqueza ajena, contribuye al bienestar general. En definitiva, un empresario exitoso es un héroe”. En su punto de vista, el empresario es el gran motor de la historia, es un actor revolucionario cargado de heroicidad y sobre la capacidad de desenvolver su ambición benefactora recae la posibilidad de progreso de las naciones.  

A partir de esta ideología, Milei sostiene que la libertad de comercio y de acción del capitalista es la razón principal y prácticamente única del desarrollo. El libre comercio es el gran organizador humano, al punto de que el mandatario resume la historia económica, política y social de las naciones sosteniendo que “aquellos países que son más libres son 8 veces más ricos que los reprimidos”.

Remarcando el carácter benefactor del capitalismo, en su discurso en Davos presentó números de la economía mundial antes y después del año 1800 y concluyó que “el capitalismo generó una explosión de riqueza” y “sacó de la pobreza al 90 por ciento de la población mundial”.

Carlos Marx comparte con Milei el atributo transformador del capitalista. El pensador alemán sostuvo que “la burguesía ha desempeñado en la historia un papel altamente revolucionario”.

Marx destacó el acelerado desenvolvimiento económico que trajo el capitalismo. En su punto de vista la burguesía “ha creado fuerzas productivas más abundantes y más grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas”.  

Marx vio en el capitalista occidental un sujeto histórico liberador y profetizó que su programa  económico, político y cultural sería universal e inevitable para todos los pueblos del mundo. El pensador comunista destacó como un hecho positivo que “la burguesía arrastra a la corriente de la civilización a todas las naciones, hasta las más bárbaras, los más bajos precios de sus mercancías constituyen la artillería pesada que derrumba todas las murallas de China y hace capitular a los bárbaros más fanáticamente hostiles a los extranjeros”. La industrialización capitalista estaba terminando con las formas de vida de los “barbaros” y con lo que consideraba era el “idiotismo de la vida rural”.

De manera similar a los liberales, Marx pensó que el desenvolvimiento económico capitalista refundaría la cultura y la existencia humana y “todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia”. En Europa la industria capitalista despojó al proletariado de su cultura anterior, al punto de que “las leyes, la moral, la religión, son para él meros perjuicios burgueses, detrás de los cuales se ocultan otros tantos intereses de la burguesía”.

La nueva acumulación económica determinaría la mutación de las religiones y en su punto de vista “las ideas de libertad religiosa y de libertad de conciencia no hicieron más que reflejar el reinado de la libre concurrencia en el dominio del saber”.

El planteo economicista de Milei cuestiona la legitimidad de los principios fundamentales de la nacionalidad. Para él, el ser de los países y sus comunidades es lo que sus regulaciones económicas determinan y el mundo no se diferencia sobre las diversas formas de vida y culturas nacionales, sino meramente entre economías libres y colectivistas. En su visión extremadamente reduccionista del hombre y de la historia, meramente las externalidades propias de las desregulaciones económicas derivaron en que “los ciudadanos de los países libres viven un 25% más que los ciudadanos de los países reprimidos”. 

Marx, en sintonía con el economicismo propio del liberalismo, también creía que el sistema mundo en su totalidad se refundaría a partir del reordenamiento económico capitalista, de la racionalidad moderna y de las nuevas tecnologías. Los pueblos serían desculturizados y despojados de su identidad, su historia, su religión y de los valores nacionales. Es en este sentido, en que Marx remarcó que desde el surgimiento del industrialismo “los obreros no tienen patria”.

 

¿Se puede controlar la fuerza del capitalismo?

Milei consideró al mercado mundial capitalista como una organización económica y civilizacional perfecta, como “un proceso de descubrimiento en el cual el capitalista encuentra sobre la marcha el rumbo correcto”. En esta perspectiva, si se “descubre” un nuevo nicho de rentabilidad, la injerencia estatal o la posibilidad de regularlo es una forma de anularlo y de perjudicarlo. Para Milei “El mercado es un mecanismo de cooperación social donde se intercambian voluntariamente. Por lo tanto, dada esa definición, el fallo del mercado es un oxímoron. No existe fallo de mercado”.

Tal cual adelantamos, Marx vio en la dinámica capitalista la organización de una nueva forma económica destinada a refundar las instituciones y la cultura occidental que pasaría a ser universal. El pensador socialista consideraba que el capitalismo derivaría en la cooperación social de mercado y en la abolición de todas las regulaciones estatales. La diferencia sustancial con los liberales, es que para alcanzar este modelo ideal de egoístas perfectos que fundan un paraíso en la tierra, era necesario eliminar previamente al capitalista. Marx proponía anular el antagonismo de clases a partir de una dictadura que elimine la clase burguesa y de esta violencia fundacional “surgirá una asociación en que el desenvolvimiento de cada uno será la condición del libre desenvolvimiento de todos”.  

Marx a diferencia de Milei, remarcó que el capitalismo arrastraba deficiencias de funcionamiento o como decía Milei, había “fallos de mercado”. El pensador alemán sostuvo que el capital no podía “dominar las potencias infernales que ha desencadenado”. Las crisis comerciales y la producción descontrolada de grandes excedentes conducían a los capitalistas a una despiadada competencia y a la búsqueda de nuevos mercados, sin por ello poder evitar nuevas y más profundas crisis. Tal cual ya comentamos, la solución a la incapacidad burguesa de regular los ciclos económicos, estaría dada por la intervención estatal violenta. Ésta última sería catalizadora  de una nueva revolución productiva, antecedente de la sociedad comunista de hombres libres sin Estado.  

En Davos Milei sostuvo que el capitalismo terminó con la pobreza extrema en el planeta y auspició un orden social y político de hombres libres asociados en base a un individualismo benefactor. En los países que tal situación no ocurrió fue a causa del colectivismo, que en el caso argentino habría sido iniciado ya desde la época de Hipólito Yrigoyen y de la UCR. El colectivismo se impuso como ideología de las elites y también de la masa que asimiló la negativa y perversa noción de la “justicia social”, que en sus palabras “es una idea intrínsecamente injusta, porque es violenta. Es injusta porque el Estado se financia a través de impuestos”.

Los principales defensores de la justicia social serían la casta política, los trabajadores a los que se les impuso esa ideología para controlarlos y el “feminismo radical” financiado con “mayor intervención del Estado para entorpecer el proceso económico, darle trabajo a burócratas que no le aportan nada a la sociedad, sea en formato de ministerios de la mujer u organismos internacionales”.

A los factores distorsivos del libre mercado ya mencionados, el mandatario le sumó a los ambientalistas a los que caracterizó de “socialistas” que postulan el conflicto “del hombre contra la naturaleza”. Milei destacó que en nombre de esa causa,  se proponen implementar mecanismos para frenar el crecimiento demográfico, promoviendo el  control poblacional” y “la agenda sangrienta del aborto”.

Queda claro por lo que venimos diciendo, que para Milei el capitalismo de libre mercado es una doctrina económica y también es una doctrina de salvación y nadie se libera si no es por intermedio de ella. Las “fuerzas del cielo” dividieron a la humanidad en una lucha entre la libertad y el colectivismo y el mandatario es una especie de profeta y de mensajero de salvación libertario.

Marx cuestionó la explotación que traía aparejado el capitalismo de libre mercado, que si bien aportaba civilización en las sociedades bárbaras, acarreaba el sacrificio exacerbado de los obreros occidentales que se tornaban “esclavos de la maquina” y del burgués. El pensador alemán sostuvo críticamente que el egoísmo desenfrenado del empresario convirtió en mercancía a los menores y a las mujeres. Paradójicamente para los principios liberales, Marx destacó que el capitalismo había abolido el derecho a la propiedad privada “para las nueve décimas partes de sus miembros”. En su óptica, la burguesía ya no era capaz de ser clase dominante, ya que no podía “asegurar a su esclavo la existencia dentro del marco de la esclavitud (…) la burguesía produce, ante todo, sus propios sepultureros”. A partir de ahora, la clase obrera tenía la misión histórica de reorganizar la economía y de conducir los destinos del planeta.

 

La visión Justicialista de la economía, de la sociedad y del Estado

El Justicialismo nació como una expresión histórica distante del liberalismo capitalista y del marxismo comunista. En este movimiento político el sujeto de la revolución no son el individuo egoísta, ni la voluntad del Estado de clase materialista, sino que lo es el conjunto de las organizaciones libres del pueblo mancomunadas a partir de un sistema de valores compartidos, de un principio de solidaridad social y de una unidad de destino.

A diferencia del planteo del materialismo liberal y marxista, el Justicialismo no consideró a la cultura como un reflejo determinado por la economía. El mercado no construye sociedad y tampoco nacionalidad, sino meramente distribuye bienes y el sistema liberal lo hace de manera sumamente desigual internamente y entre los distintos Estados. Asimismo, hay sobradas evidencias históricas de sociedades que pueden modernizar la producción apropiándose de los desarrollos científicos occidentales, sin por ello perder sus valores, sus tradiciones y sus formas de vida milenarias que son las que las mantienen unidas.

En realidad, lo que amalgama y une a los pueblos son cultura y los valores que son formulados y trasmitidos a las futuras elites dirigenciales en las organizaciones libres como la familia, la iglesia, los sindicatos, las asociaciones barriales, culturales y políticas, entre otras. El ideal justicialista es el de una comunidad organizada en la cual las personas actúan no meramente buscando ganancias, sino a partir del sentido moral del deber con el conjunto.

El Estado Nacional moderno reorganizó la cultura y centralizó la educación que anteriormente manejaba la iglesia. Lo realizó con el fin de formar a las nuevas elites y de dotar de una base cultural unificada a la masa popular. El estatismo educativo fue impulsado por los liberales y le permitió debilitar a la nobleza terrateniente y a la monarquía. Luego ese esquema fue propugnado por los comunistas con el fin de imponer la ideología oficial anti burguesa. El Justicialismo no es estatista en temas de producción y circulación de la cultura y en la Constitución de 1949 sostuvo que “La educación y la instrucción corresponden a la familia y a los establecimientos particulares y oficiales que colaboren con ella”.  La familia y el pueblo libre tenían la tarea de edificar la cultura rectora de la comunidad. Con la finalidad de apoyar este proceso, el Estado crearía establecimientos culturales gratuitos en todos los niveles que difundirían la ciencia moderna, los valores históricos, federales y nacionales del pueblo argentino, contribuyendo a la elevación de la cultura universal.

En Davos Milei destacó que “Occidente está en peligro” por causa del colectivismo que no permite el libre mercado y que impone la agenda de la justicia social, del cuidado del medio ambiente y de la reducción de la población. El Justicialismo también se inscribió en la cultura occidental y tampoco acompañó al comunismo al que Milei le atribuyó el asesinato de 100 millones de personas. A diferencia del liberalismo clásico, el Justicialismo se consideró parte de la tradición de la democracia social y cristiana occidental. Tomando distancia de la enorme simplificación economicista del planteo del mandatario de la Libertad Avanza, el peronismo conceptuó a Occidente como parte de una tradición cultural y no meramente económica. En el Congreso de Filosofía del año 1949, el líder justicialista reivindicó los valores occidentales encarnados en la virtud de vivir armónicamente en sociedad que promovió la filosofía antigua, en la igualdad de todos los hombres propugnada por el cristianismo en la Edad Media y en las instituciones y principios de las nacionalidades propia de la modernidad.

Considerándose parte de Occidente, el Justicialismo impulsó en las relaciones exteriores un esquema de Tercera Posición que respetó el derecho de cada nación a forjar su propio sistema de vida y bregó por la evolución de un universalismo asentado en las diferencias culturales y políticas de las comunidades.

Para el Justicialismo el Estado no es la representación política de una clase social, sino que es la voluntad histórica de realización de entidades de poder fundadas en sistemas de vida y de cultura. El Estado en tanto representación de la colectividad nacional no tiene que desaparecer. En la tradición justicialista el ente público se articula directamente con las organizaciones libres del pueblo y no es Estado gendarme (liberal), ni Estado totalitario (comunista). Los alcances del mismo lo definen los intereses de la comunidad y de la nación en cada momento histórico.  No se puede fundar un Estado meramente con una racionalidad de fines de lucro empresarial de corto plazo, sino que se requiere una perspectiva nacional y social estratégica de mediano y de largo alcance. 

Milei identificó como el sujeto de proceso político al empresario. No considera que los  trabajadores, las capas intelectuales y las organizaciones libres sean posibles motores del desarrollo. El Justicialismo no caracterizó al capitalista ni como héroe, ni como un villano por su condición originaria de clase, sino que lo juzgó por sus aportes realizados a la comunidad. Asimismo y a diferencia del liberalismo, promovió la democracia social que está caracterizada por la intervención activa y concertada de los sindicatos a los que definió como la columna vertebral del Movimiento. Además, fomentó la intervención en la formulación de las políticas públicas de las cámaras empresarias y las demás organizaciones sociales y culturales de la comunidad.

El liberalismo y el comunismo son ideologías sacrificiales. En nombre de la libertad, el liberalismo fomentó la ganancia sin límites de los capitalistas, exigiendo al trabajador sangre, sudor y lágrimas como paso previo al mundo feliz y perfecto. El comunismo propone como camino al paraíso terrenal, la despiadada lucha de clases y exige en esa marcha la entrega de la libertad individual a un Estado dictatorial. El Justicialismo enarbola la felicidad del pueblo y descree que se pueda edificar un país sobre la explotación ejercida por el capital o por el Estado de clase. Propone en su lugar, la unidad nacional y el método político de la concertación social que es un medio de distribuir ganancias, sacrificios y esfuerzos entre todas las clases y sectores del país.

Tomando distancia del marxismo, el Justicialismo no propugna la lucha de clases, ni la supresión del capitalismo de mercado. Fomenta la concertación social entre sindicatos y empresas y defiende el valor de la dignidad del hombre argentino, buscando una armonía que permita al mismo tiempo la ganancia empresaria y la ganancia social. En esta tradición política, la producción debe desenvolverse a partir de un orden moral superior de la comunidad.  

La teoría económica de Milei no distingue por roles, por capacidades de negociación, ni por tipo de actividades productivas y especulativas. No diferencia entre economías y mercados nacionales o extranjeros y no le da importancia alguna a la disputa de intereses internacionales con actores de escalas de producción diferentes. A partir de acá, la no intervención gubernamental puede ser una manera de favorecer la explotación obrera y el poder del capital financiero que le quita incentivos a la producción y que genera serios desequilibrios al capitalismo.

Que el mandatario liberal no se proponga proteger a las empresas nacionales en nombre de un utopismo economicista dogmático y utópico, no implica que otros grupos de poder estatal o corporativo trasnacional dejen de hacerlo. Históricamente, la lucha comercial internacional incluyó acciones de dumping, apoyos a áreas estratégicas como la ciencia, el transporte o incluso la regulación de la canasta básica de los trabajadores para lograr dignidad de vida y competitividad comercial. El Justicialismo que es ante todo realista y no dogmático, interviene en la economía para garantizar que los trabajadores y los empresarios tengan condiciones de posibilidad frente a los grandes grupos locales y trasnacionales. Asimismo, lo hace para favorecer el capitalismo productivo, quitar incentivos al capital especulativo y fomentar el desarrollo. 

miércoles, 27 de diciembre de 2023

Políticas de seguridad de la gobernación bonaerense de Manuel Fresco 1936-1940

 Aritz Recalde, octubre de 2023

 

El gobernador Manuel Fresco encaró la reorganización del sistema de seguridad de la provincia. A esta tarea se la encomendó al Ministro de Gobierno y ex dirigente del Partido Socialista Independiente, Roberto J. Noble.

Fresco designó como Jefe de Policía a Pedro Ganduglia, quien encaró un importante paquete de políticas tendientes a fortalecer al gobierno central. En el mensaje enviado a la Legislatura con la propuesta de Reorganización Policial el gobernador había remarcado el hecho de la existencia de un negativo “sistema anárquico que diluye la autoridad y divide las funciones en grupos inarmónicos, con perjuicio del contralor riguroso que las actividades de la repartición, de la jerarquía y de la disciplina que en ella deben reinar” (Reorganización y Saneamiento de la Policía de la Provincia de Buenos Aires 1937: 29).

Su programa incluyó diversas reformas institucionales del funcionamiento policial y carcelario y una modernización del equipamiento y de la infraestructura.

Una de las cuestiones fundamentales que encaró la gobernación tuvo que ver con su intento de cambiar el concepto de la fuerza que tenía la población. Es en este sentido que el 18 de febrero de 1936 Roberto Noble destacó que “la policía debe inspirar respeto, no temor. El pueblo debe tener en ella un apoyo, no un azote” (Reorganización y Saneamiento de la Policía de la Provincia de Buenos Aires 1937: 11).

Para realizar la reforma el gobernador le requirió apoyo al Ministro del Interior de La Nación, Leopoldo Melo. En carta del 25 de marzo de 1936, Fresco solicitó el apoyo del Jefe de la Sección Robos y Hurtos de la División de Investigaciones de la policía Federal, Víctor Fernández Bazán (Reorganización y Saneamiento de la Policía de la Provincia de Buenos Aires 1937: 18-19). Con el Decreto 74 del 14 de abril de 1936 Fresco designó a éste último como Jefe de la División de Investigaciones de la Provincia

 

1- Aumento de la inversión en los servicios de policía y carcelarios

Uno de los puntos sobresalientes de la gestión de Manuel Fresco fue el mejoramiento del presupuesto destinado a la seguridad. La gobernación justificó la medida en el hecho de que Buenos Aires era hasta el año 1935, la provincia que menor porcentaje del presupuesto le dedicaba a la inversión policial (14,15%). Estaba cerca de Jujuy (15,02%) y lejos de las provincias de Córdoba (19,43%) y de San Luis, Catamarca, Salta y Corrientes (entre el 26,61% y el 37,55%). Los Territorios Nacionales oscilaban entre el 64 % y el 73 %.

Las deficiencias de inversión llevadas al plano concreto de la dotación de personal, hacían que al año 1936 para vigilar los 350 mil kilómetros cuadrados de la provincia había solamente 6597 hombre de tropa. Dividas las guardias en tercios, el resultado dejaba como saldo la existencia de un agente cada 159 kilómetros cuadrados  (Cuatro Años de Gobierno 1940, VI: 9).  

Para revertir el problema detectado, entre los años 1935 y 1939 el presupuesto aumentó del 17.506.920 a 26.850.180 alcanzando el 16,21% del presupuesto total (Cuatro Años de Gobierno 1940, VI: 8).  

Tal cual vamos a comentar a continuación, los recursos permitieron ampliar la cantidad de efectivos y mejorar sus sueldos y modernizar las instalaciones y el equipamiento.

 

Nuevo equipamiento policial

La gobernación encaró una importante política de modernización del equipamiento de la policía. Lo hizo con el apoyo y con el asesoramiento del Ministerio de Guerra y de la Dirección de Arsenales de La Nación.

Entre los argumentos esgrimidos para la mejora del equipamiento, estuvo el homicidio frecuente de los policías a “consecuencia de la falta de armamentos adecuados”. La gobernación elaboró una lista que incluyó a más de 60 comisarios, oficiales, cabos, sargentos y auxiliares asesinados en el cumplimiento de sus funciones. La delincuencia era cada día más profesional y mortífera y la política se seguridad tenía que modernizarse para poder enfrentarla.

Se adquirieron maquinarias y equipos para modernizar la División Administrativa (comunicaciones y talleres gráficos), la División de Investigaciones, la División de Seguridad (armas, cuerpo de bomberos, guarda cárceles, Sección Aviación, Cuerpo de Camineros y Cuerpo de Patrulleros) y las Comisarías de las Islas (Cuatro Años de Gobierno 1940, VI: 12, 17-70).  

Se compraron pistolas, ametralladoras, revólveres, carabinas y pertrechos. La provincia adquirió 48 automóviles, 2 aviones y 50 motocicletas, entre otros elementos.

Con ésta última adquisición se organizaron las fuerzas motorizadas de la policía, siendo una innovación en el país. Fueron sumamente útiles en una provincia como la bonaerense que tiene una extensa superficie y una amplia red de caminos (Conversando con el Pueblo 1940, T 1: 84). 


Inversión en infraestructura

Se construyeron comisarías en Marcos Paz, Carmen de Areco, General Viamonte, General Villegas, Castelli, General Belgrano, Rauch y Roque Pérez. Se edificó el primer destacamento permanente del cuerpo de camineros sobre la ruta a Mar del plata, en Chascomus y las subcomisarias de Acevedo en Pergamino, Tres Algarrobos en Carlos Tejedor, Arroyo Corto en Saavedra, Médanos en Villarino, Los Talas en La Plata y Germania en General Pinto.

Se ampliaron y reconstruyeron los cuarteles de Guardia Auxiliar, el Cuerpo de Patrulleros en La Plata, el Cuerpo de Camineros en Florencia Varela y otro número importante de edificios de comisarías y de destacamentos (Conversando con el Pueblo 1940, T 2: 138). 


El Plan Racionalización de Cárceles

El gobernador impulsó un importante programa de mejoramiento de la infraestructura carcelaria y con ese fin sancionó la Ley 4555/37 de “Plan Racionalización de Cárceles”. La norma habilitaba la inversión de hasta 200.000 pesos que estarían destinados, según lo fijado en el decreto de promulgación de la norma, a dar “Definitivo término a las serias deficiencias de capacidad, higiene y régimen de vida que adolecen los establecimientos penales de la provincia, buscando soluciones rápidas y eficaces”.

La normativa creó una Oficina Técnica de Edificios Penales que tenía a cargo la construcción, la reorganización de la infraestructura y la proyección de refacciones. Los edificios a promover tendrían en cuenta las funciones de:

a) Alojamiento, de acuerdo a las leyes penales;

b) Custodia de los penados, de acuerdo a su peligrosidad;

c) Seguridad y economía del personal encargado de la vigilancia;

d) Integridad del edificio y cuidado de los herrajes y artefactos;

e) Régimen del establecimiento en los aspectos administrativos, disciplinarios y morales.

Con los fondos de la ley 4555/37 y entre otras importantes obras proyectadas en la etapa, se creó la Cárcel de Encausados de Olmos de máxima seguridad para 1200 reclusos y según Manuel Fresco sería “la más moderna y amplia del país (…) Se han incorporado a sus construcciones las últimas y más modernas previsiones de la ciencia penológica para la reforma moral del recluido”. 

Se invirtieron recursos para modernizar el penal de Sierra Chica en Olavarría. Allí se reconstruyeron ocho nuevos pabellones, áreas de enfermería, patios de recreo, desagües y una oficina central. Se compraron materiales y maquinarias de herrería, de carpintería y una fábrica de mosaicos (Conversando con el Pueblo 1940, T 2: 149). 

En el marco del Plan se reedificaron los establecimientos carcelarios de La Plata, San Nicolás y de Mercedes.

 

2- Reorganización institucional  

Cambios en la organización de la policía bonaerense

Tal cual comentamos en la introducción al artículo, Fresco y Noble se propusieron cambiar la cultura institucional de la fuerza y superar la negativa percepción que tenía la población sobre la policía y sus vínculos con los políticos locales.

Además, intentaron darle autoridad al gobierno central en la administración de la fuerza, subordinando con ello la autonomía localista de comisarios y de agentes. Con este objetivo, se propuso estabilizar y fortalecer la repartición provincial que entre septiembre de 1930 y febrero de 1936 había cambiado 15 jefes policiales, a razón de uno cada cuatro meses en promedio.

Entre las acciones más destacadas, se puso en comisión a todo el personal. Con este objetivo el gobernador sancionó el Decreto 22 del mes de marzo de 1936. El artículo 1 declaró en comisión a todo el personal de la provincia y el 3 puntualizó que la Jefatura de Policía elevaría la nómina de los antecedentes respectivos de todo el personal se su dependencia.  Se prohibió la concurrencia policial a los despachos oficiales y se intervinieron los Talleres de policía (Barreneche 2010).

El gobernador creó siete Sub-comisarías y más de 50 nuevos Destacamentos.

Se le otorgó una importancia especial a la dotación de personal de los cuerpos especiales de la policía, que estaban distribuidos entre Guardia Cárceles, Guardia Auxiliares, Guardias de Seguridad y el Cuerpo de Camineros.  Estos últimos, en el año 1936 vigilaban 320 kilómetros de caminos, pasando en 1940 a controlar 2245 kilómetros de caminos (Cuatro Años de Gobierno 1940, VI: 15).  

En el año 1937 se fundó el servicio de aviación de la provincia y se adquirieron dos aviones “Waco” y un tercero marca “Stinson” (Conversando con el Pueblo 1940, T 2: 151) (Dirección General de Servicios y Operaciones Aéreas 2023). 

Durante la etapa, Ganduglia se propuso fortalecer la División de Investigaciones a cargo de Víctor M. Fernández. Entre otras tareas, le otorgó la función de investigación en cuestiones que involucraban a policías y al juego clandestino   (Barreneche 2010: 78-79).


Carrera administrativa para el personal policial

“Se aumentaron los sueldos y se ha dado al personal la estabilidad y el escalafón por ley. El personal ha aumentado de 10.720 individuos en 1936, a 12.966 en 1939”. Manuel Fresco, año 1939 

 

El artículo 90, inciso 12, de la Constitución Provincial del año 1934, definió que correspondía al Poder Legislativo organizar la carrera administrativa a partir del “acceso por idoneidad, escalafón, estabilidad, uniformidad de sueldos en cada categoría e incompatibilidades”.

A partir de lo fijado en la Carta Marga, Fresco sancionó el Decreto 45 del 24 de marzo de 1936, modificando el escalafón para el personal administrativo y técnico profesional. 

Posteriormente, la legislatura debatió y aprobó la ley 4646 de Carrera administrativa para el personal de servicio de la Policía de la Provincia. La norma cumplía con el planteo de Fresco citado en el epígrafe de consagrar la “estabilidad y el escalafón”  de los agentes de la fuerza.

Las funciones y ascensos del personal se organizarían a partir de las divisiones de Seguridad, Investigaciones, Judicial, Administrativo, y de Servicios Especiales y Técnicos.

La ley definía el perfil necesario para ingresar a la fuerza y establecía la estabilidad  de los trabajadores policiales y “Los empleados y personal obrero, de maestranza, de tropa y de servicio, que, desde el día de su ingreso hubieren prestado o prestasen seis meses de servicio, por lo menos, no podrán ser separados de sus puestos, sin que se justifique su inconducta o inhabilidad, mediante la instrucción de sumarios administrativos, en los que deberán ser oídos, antes de dictar la resolución definitiva pertinente”. Dejaría  de pertenecer a la Repartición Policial el personal que renuncie, que tenga incapacidad física o mental, por causa de inutilización para el servicio activo y por jubilación.

El Poder Ejecutivo tenía la potestad para fijar las condiciones de ingreso y la modalidad del funcionamiento de institutos. En ese marco, el titular de la cartera Ganduglia intentó adquirir mayor injerencia provincial en las incorporaciones (Barreneche 2010: 79).

La gobernación tenía a cargo la organización de los sistemas y métodos de clasificación y concepto para los ascensos, los procedimientos de sumarios, las correcciones y penas disciplinarias, las causas de destitución y los cuadros de escalafón en las distintas Divisiones policiales.

El diagnostico que tenía la provincia era que había una deficiente formación del personal en temas de investigación y sumarios. La fuerza no tenía suficientes asesores especializados en pericias balísticas y médicos forenses.  Se hacían mal los procedimientos y se demoraban los sumarios favoreciendo la impunidad y la prescripción de los delitos de juegos de azar, entre otros. En este marco, una de las cuestiones que había anunciado el oficialismo frente a la legislatura en el mes mayo de 1936, fue la creación de una Escuela de Policía, cuestión que finalmente no se realizó. En julio de 1936 Fresco remarcó la importancia que tendría dicha institución “en la que se impartan los conocimientos especiales propios de la función policial: instrucción de sumarios y trabajos de gabinetes y laboratorio complementarios de la investigación de los delitos, etc.”  (Reorganización y Saneamiento de la Policía de la Provincia de Buenos Aires 1937: 30-32).  

 

La reforma carcelaria: la Dirección General de Establecimientos Penales

“Las prisiones son hechas para seguridad y no para mortificación de los detenidos. Las penitenciarías serán reglamentadas de manera que constituyan centros de trabajo y moralización. Todo rigor innecesario hace responsables a las autoridades que lo ejerzan”. Artículo 26 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires de 1934

 

En el año 1937 se creó la Dirección General de Establecimientos Penales, sobre la antigua Inspección General de Prisiones. La flamante cartera del Estado estaba integrada por una Dirección General, una Inspección General, una Junta Asesora y tres Oficinas técnicas de Clasificación, de Trabajo Carcelario y de Edificios Penales.

A partir de la creación de la flamante Dirección, los establecimientos cambiaron su dependencia pasando del Poder Judicial, al ámbito del Poder Ejecutivo por intermedio del Ministerio de Gobierno (Servicio Penitenciario Bonaerense 2023) (Decreto de promulgación de la ley 4555/37).

Dependían directamente de la Dirección, el Penal de Sierra Chica, la Cárcel de Encausados y Penitenciaría de La Plata, la Cárcel de Mujeres de Olmos, las Cárceles departamentales de Bahía Blanca, de Dolores, de Azul, de Mercedes y de San Nicolás.

El “Plan racionalización de cárceles” tenía en cuenta particularmente la formación de los presos y para eso se creó la mencionada Oficina Técnica de Trabajo Carcelario.  La repartición estudiaría la capacidad de producción y de consumo de las instituciones y la distribución y ejecución de los trabajos de cada establecimiento, entre otras tareas. En el decreto de promulgación de la ley 4555/37 se puntualizó que con esta política tenía que evitarse la “anarquía actual, la desmoralización y el dispendio de los peculios en la realización de tareas inconexas (…) los presos deben trabajar, pero consultando fines morales y económicos”.

 

 3- Políticas focalizadas y resultados

La lucha contra el juego y el crimen organizado

Unas de las acciones encaradas por la gobernación fue el combate a los grupos delictivos organizados llamado “bandas de pistoleros”. Estas organizaciones eran urbanas y también las había rurales ligadas al delito del cuatrerismo. Las crónicas de la época dan cuenta de la detención y del desarme de una decena de importantes grupos criminales conducidos por Emilio Apeziale, Eduardo Barral, Carlos Oscar Gimenez, José Briozzo, Alejandro Novoa, Antonio Caprili, Florial Alberto Martinez, Martin Romero y Simón Irogaray, entre otros. 

Los informes oficiales de la provincia, detallaron la importante acción punitiva implementada contra los juegos prohibidos. Durante la etapa se procesaron a 4484 personas y fueron detenidos 320 capitalistas del juego.

 

Los resultados de la política pública

“Basta señalar que el pistolerismo y el cuatrerismo han desaparecido prácticamente, mientras el porcentaje de todos los demás delitos ha disminuido considerablemente. La persecución del juego ha sido sistemática e implacable. El aumento del presupuesto de la repartición en 1936, 1937 y 1938 sirvió para elevar el número de personal, que siempre resulta escaso para atender las crecientes necesidades policiales de la Provincia, y para aumentar y modernizar todo su armamento y medios de movilidad y transporte”. Manuel Fresco, año 1939

 

Los documentos oficiales de la gobernación remarcaron un cambio en la cultura institucional de la policía, subrayando que “Lo evidente e innegable es que tanto las dotaciones de las comisarías, subcomisarias y destacamentos aislados, como los cuerpos especiales referidos, están formados en la actualidad por hombres de una moral y de un sentido de la función y de la responsabilidad muy distintos a los que imperaban en otros tiempos. Ese nuevo espíritu, cabe reconocerlo, ha sido una de las consecuencias más saludables de la reorganización cumplida por el actual gobierno, reorganización que comprendió, desde luego, el aumento de la paga a sumas que permitieran a oficiales y agentes llevar un existencia decorosa, según lo impone el uniforme” (Cuatro Años de Gobierno 1940, VI: 16).  

Un reflejo del cambio positivo de la cultura policial, era que la población acompañaba las trasformaciones de la fuerza y donó en cuatro años 67 motocicletas, 11 autos y 25 bicicletas y según fuentes oficiales “no hay precedentes al respecto, y es que bien se puede decir, sin jactancia, que nunca como ahora el mantenimiento del orden, la seguridad de las personas y la salvaguarda de la propiedad en la Provincia han gozado de mayor protección oficial” (Cuatro Años de Gobierno 1940, VI: 16).  

Según datos de la gobernación y como resultado de la política pública, los delitos contra la propiedad y el abigeato habían disminuido considerablemente:

 

 

1934

1936

1938

Hechos

1669

1453

1140

Detenidos

530

388

411

Prófugos

1396

1196

923

 

Bibliografía

Barreneche Osvaldo (2010) “Manuel Fresco y la reorganización de la policía de la provincia de Buenos Aires”, en Emir Reitano (Compilador), El Gobierno de Manuel Fresco en la Provincia de Buenos Aires (1936-1940), Instituto Cultural, Provincia de Buenos Aires.

Cuatro Años de Gobierno (1940) Policía, trafico, comisión de  aviación, telégrafo, redifusión, registro general y censo permanente, protección a la infancia, Provincia de Buenos Aires, volumen VI.

Dirección General de Servicios y Operaciones Aéreas (2023) Reseña histórica, en línea https://www.mseg.gba.gov.ar/areas/dir_gral_aerea/index.html

Fresco Manuel (1940) Conversando con el Pueblo, compilado por Luis Balesta, Buenos Aires. T 1 y 2. 

Servicio Penitenciario Bonaerense (2023) Reseña Histórica, en línea http://www.spb.gba.gov.ar/site/index.php/unidades/84-institucion

 

 

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