viernes, 27 de febrero de 2015

Nisman y la política exterior de la Argentina


Aritz Recalde - febrero 2015

Desde la denuncia del fiscal Alberto Nisman contra el gobierno nacional y en particular a partir de su muerte, se está profundizando una estrategia política tendiente a desestabilizar la administración de Cristina Fernández. Entre los objetivos de la maniobra, se encuentra el intento de alinear geopolíticamente a la Argentina a los planes de los EUA.
El desafortunado y tendencioso manejo que realizó de la causa AMIA el fiscal fallecido y la campaña internacional contra el país desatada el último mes, exceden el mero ámbito de la política interna y forman parte de una estrategia más amplia. Su objetivo fundamental intenta:
- Alejar a la Argentina de Irán y de todos aquellos países que no apoyaron en las últimas décadas la estrategia política norteamericana y de Israel en Medio Oriente. 
- Ligar a la Argentina a la geopolítica de los EUA en América Latina. Parte de la estrategia norteamericana fue rechazada públicamente en el año 2005 con el “no al ALCA”.
- Deteriorar el poder de los gobiernos nacionales y populares de América Latina. En paralelo a la Argentina, buena parte de los proyectos populares están recibiendo un enfrentamiento mordaz por parte del poder económico y mediático internacional. 
- Debilitar políticamente al gobierno nacional de Cristina Fernández, de cara al recambio electoral del año 2015. Una salida estrepitosa del Frente Para la Victoria permitiría el regreso de los EUA y de los capitales financieros internacionales al control del Estado argentino. Derrotado el programa de Cristina Fernández se debilitarían los gobiernos populares de Uruguay, Venezuela, Brasil o Bolivia. 

En el terreno judicial y como resultado del accionar político de Nisman y de sus antecesores fiscales y jueces, los 85 muertos del atentado de la AMIA siguen sin encontrar justicia a más de 20 años del terrible atentado. Entre los causantes de la dificultad de la justicia argentina para llegar a los verdaderos ejecutores, debemos destacar que la causa es utilizada como un “botín” de la lucha política internacional.

Nisman y los EUA
Hay varios indicios de que el fiscal Nisman no actuó imparcialmente en su condición de miembro de la justicia argentina. Por el contrario, hay pruebas de que en diversas oportunidades siguió indicaciones de los Estados Unidos y de Israel. En los papeles del Departamento de Estado de los EUA que difundió Wikileaks, el titular de la Unidad de Investigaciones de la causa AMIA aparece dialogando en reiteradas ocasiones con la Embajada norteamericana. Según los cables difundidos, los diplomáticos extranjeros le “sugirieron” investigue la “pista iraní” y no la “pista siria” o la “conexión local” (O´Donell 2011:31-39).
Los norteamericanos tuvieron un rol central en las investigaciones del atentado de la AMIA. Desde el origen de la causa Carlos Menem había decretado la “extraterritorialidad” de la zona del siniestro, favoreciendo el ingreso de militares y personal de inteligencia de los EUA (CIA) y de Israel (Mossad). La estrategia originaria de los EUA en la causa AMIA, fue la de sostener que el atentado lo ejecutó Irán. Extrañamente por la prematura, el gobierno de los EUA impulsó la culpabilidad de Irán y del Hezbollah libanés desde el mismo día del terrorífico atentado (18 de julio de 1994). Desde dicha fatídica jornada a la fecha, tanto el Juez Juan José Galeano, como Rodolfo Canicoba Corral y los fiscales Nisman y Martín Burgos, reiteraron casi exclusivamente esa misma línea de investigación. Los resultados fueron casi nulos y no hay culpables juzgados y detenidos en una causa que ya acumuló la desorbitante cantidad de un millón de fojas en casi 5000 cuerpos (Labaké 2012).
Durante toda una década el fiscal Nisman insistió sin resultados concretos y con dudosas pruebas, dicha hipótesis norteamericana. La obsesión del fiscal (¿imposición norteamericana?) por acusar a los iraníes, lo llevó a cometer improcedencias judiciales importantes. En el año 2003 y formando parte de una actitud que el periodista Jorge Lanatta caracterizó como una “fiebre de detención”, el fiscal requirió a Interpol la detención de 22 iraníes. En el universo de acusados estaba Hadi Soleimanpour, ex embajador de Irán en la Republica Argentina al momento del atentado de 1994. Soleimanpour fue detenido en una prisión de alta seguridad y fue juzgado por tribunales ingleses, que lo declararon libre por la debilidad de las pruebas presentadas por la Argentina. El Estado de nuestro país pagó las costas del juicio a los británicos, que superaron la abultada cifra de 200.000 libras.
Tanto el embajador iraní como el agregado cultural de ese país Moshen Rabbani, habían sido inculpados con información de la hoy disuelta SIDE. Los informes acercados al fiscal fueron elaborados por la gestión del cuestionado Miguel Ángel Toma. El ex diputado Mario Cafiero mencionó que Toma se vinculó estrechamente a los EUA y apoyó las pistas de la CIA. La improcedencia judicial y la falencia de los documentos probatorios de la justicia y de la SIDE, fue reclamada en más de una ocasión por el gobierno de Irán. Varios de sus argumentos pueden leerle en el libro de Juan Labake y fueron explicitados en 2006 por el encargado iraní de negocios, Mohsen Baharvand, al periodista de diario Página 12 Raúl Kollmann (Labaké 2012: 125-200) (Kollmann 2006).
En otro acto improcedente en términos judiciales y cuestionable de cara al buen manejo de las relaciones internacionales del país, Alberto Nisman manifestó públicamente haber encontrado testigos que demostraban la presencia de la persona que detonó el coche bomba (es bueno destacar que la existencia de la Traffic blanca también es dudosa existencia según obra en la causa). El supuesto inculpado terrorista era el libanes Ibrahim Berro y quedó demostrado que murió en el Líbano y no en el atentado en la Argentina. Las pruebas de los falsos testigos habían sido otorgadas por la jefatura de contrainteligencia de la SIDE, a cargo del hoy denunciado Antonio Stiusso y por la CIA. Semejante proceder en un tema tan delicado que hace al honor de los 85 muertos y a las correctas relaciones con el mundo, le permitió decir a Jorge Lanatta que a Nisman “bien podría costarle un juicio político, pero parece que la Argentina da para todo” (Lanatta 2006).
Acusado de mal desempeño, de impulsar encubrimientos y sobornos con apoyo de la SIDE, el Juez Galeano fue destituido. Entre otras cuestiones, se comprobó que intervino en el pago de 400.000 dólares a Carlos Telleidín con la finalidad de que declare falsamente e involucre a un grupo de policías bonaerense. La salida del juez hizo público los infructíferos y preocupantes manejos de la justicia y de la SIDE, desprestigiando aun más el funcionamiento de la investigación del atentado. La disolución actual de la agencia de inteligencia nacional tiene en la causa AMIA un antecedente importante.
La denuncia por encubrimiento contra Cristina Fernández, Héctor Timerman, Luis D`Elia, el miembro de una mezquita Alejandro Khalil, Andrés Larroque o el dirigente Fernando Esteche, carece de solidez y forma parte de la estrategia política que Nisman aplicó a lo largo de su desempeño como fiscal de la causa AMIA. La posibilidad de que Timerman sea el “instrumentador del plan de impunidad” “ideado por la Presidenta”, suena a verdadero disparate. Lo mismo debe decirse acerca de que el ministro Julio De Vido podría involucrase en un accionar de este tipo, para dotar a la Argentina de petróleo. Todo el bloque de legisladores que aprobó el Memorándum con Irán, ¿también serían instrumentadores del encubrimiento?: en este caso, ¿la Argentina sería un país terrorista?. Absurdo, falto de pruebas y realmente delirante, dada la trayectoria de cada uno de los inculpados por Nisman. La improcedencia judicial y la inexistencia de evidencias, llevó al juez Daniel Rafecas a desestimar rápidamente la denuncia contra Cristina Fernández (en éste caso requerida por el fiscal Gerardo Pollicita).
Es importante no perder de vista que en una década él y sus 45 empleados de la Unidad Fiscal de Investigaciones de la causa AMIA que fue creada en 2004, no aportaron prácticamente nada más allá de profundizar la hipótesis de los EUA y del destituido Galeano. A Nisman y tal cual lo sugirió Jorge Lanata, también pudo -o debió como insinúa el periodista-, haberle caído un requerimiento de destitución.

Las relaciones exteriores y la muerte del fiscal
Desde el año 2003 la República Argentina viene desenvolviendo una política exterior con vocación independiente. Con avances y retrocesos, con limitaciones y con importantes logros, el país encaró la determinación de ser una nación soberana, dejando atrás la humillante y perniciosa etapa del neocolonialismo con los EUA. Históricamente la estrategia de los norteamericanos y del bloque de poder Europeo (principalmente Inglaterra), es que Argentina no alcance lazos políticos estratégicos con otros Estados.
En cuestiones de integración iberoamericana los logros no son pocos y el Frente Para la Victoria acompañó la creación de la UNASUR y Néstor Kirchner fue su primer secretario general.
Los principales aliados comerciales de nuestro país son China y Brasil, dos miembros del bloque de los BRICS.
Hay que destacar que en pleno embate del imperialismo financiero y judicial de los EUA (fondos buitres y juez Thomas Griesa), visitó el país el presidente Ruso Vladimir Putin, quien impulsó acuerdos para desarrollar de manera conjunta la energía nuclear y petrolífera. Como corolario, el presidente ruso apoyó la reivindicación del país en la causa Malvinas.
En el año 2014 Argentina recibió la histórica visita de una delegación de China, que otorgó al país apoyo financiero (“swap” por el equivalente a 11 mil millones de dólares, inversiones en represas hidroeléctricas y en transporte de cargas) y soporte tecnológico (ferrocarriles o energía atómica). En línea con el planteo de Putin, el presidente Xi Jinping  se solidarizó con la causa Malvinas y acompañó las negociaciones frente a los fondos especulativos. Resultante de los acuerdos, paulatinamente, la Argentina avanzaría en la estrategia de remplazo del monopolio de las reservas en dólar, incluyendo el yuan chino entre otro paquete de monedas.
También en el “Grupo de los 77” (son 133 países), el gobierno consolidó un apoyo fundamental en las negociaciones contra los grupos financieros y en la causa de recuperación de la Malvinas.

El triunfo de la Argentina en ambas causas implicaría una derrota fundamental del imperio norteamericano y de sus socios europeos, que construyen su poder sobre dos pilares:
Poder financiero: EUA controla las principales plazas financieras y tiene un manejo importante del FMI y del Banco Mundial.
Poder militar: las Islas Malvinas son una base militar de la OTAN en el Atlántico Sur. Desde su plataforma en las islas tienen acceso al petróleo y manejan una puerta de entrada y base de operaciones sobre el Como Sur y la Antártida.  

En la carrera por el control del mundo, los miembros de los BRICS están disputando el poder militar y financiero de los EUA. La lucha económica mundial parece estar siendo ganada por China, quien en breve será la primera potencia mundial desplazando a los EUA. La década actual es una bisagra en la geopolítica de la post Segunda Guerra y el avance de China y Rusia en Iberoamérica está replanteando el ordenamiento mundial.
El accionar de Nisman en la causa AMIA y la campaña de prensa actual, se inscribe en esta disputa internacional que intenta detener el avance de China y de Rusia en la integración regional abierta en la última década.

Los poderes de segundo orden
En su disputa geopolítica el establishment ordena y moviliza a los otros poderes internos. Entre ellos, tiene importante injerencia en el comportamiento de sectores de la clase política, el periodismo, la justicia o los servicios de inteligencia. La acción de enfrentamiento al gobierno por parte de estos poderes, se aceleró por el hecho de que en agosto de 2015 hay elecciones nacionales.
Los grupos mediáticos concentrados locales y sus redes regionales y mundiales, efectúan un hostigamiento permanente contra el país. La masiva cobertura de la marcha de los fiscales aduciendo la muerte Nisman, es su última y más clara expresión[1].
Tal cual mencionamos anteriormente, en sectores de la justicia y la SIDE existe una relación estrecha con poderes extraterritoriales. El enfrentamiento que le realiza parte del poder oligopólico insertado en la justicia, el gobierno lo disputó con una ley de democratización (frenada por la misma justicia), movilizando y organizando sectores progresistas del mismo poder (Justicia Legitima), con una disputa de los colegios de abogados y otros ámbitos institucionales y con una reforma de códigos y de normas. La intervención de la SIDE se propone cortar una red de negocios y de complicidades entre la inteligencia nacional, la justicia y los poderes trasnacionales. La respuesta no se hizo esperar y el poder judicial bloqueó leyes fundamentales como la de servicios de comunicación y otras causas por delitos económicos de grupos oligopólicos. Actualmente está en una campaña de “procesamiento” masiva de los funcionarios públicos. La movilización del día 18 de julio forma parte de la disputa y los fiscales enfrentados a Gils Carbó y el gobierno nacional, apuestan a la salida debilitada de Cristina Fernández y a ocupar los lugares en el Ministerio Público.

Poderes locales e internacionales están moviendo sus jugadores en la Argentina y en Iberoamérica.  No es el primero, ni tampoco será el último intento de desestabilización. En algunos países están aplicando la estrategia política y mediática que Moniz Bandeira describió en Formula Para el Caos y que posibilitó la caída de Salvado Allende en Chile. La injerencia nociva de los EUA en las políticas de nuestros países es denunciada actualmente por Evo Morales, por Nicolás Maduro o por Lula Da Silva. Anteriormente en nuestro sufrido y combativo continente, la perniciosa acción norteamericana había sido revelada por los mandatarios Juan Perón, Fidel Castro, Getulio Vargas o Joao Goulart.

Textos citados
Kollmann Raúl (2006)  Irán versus la fiscalía, Diario Página 12, 19/11/2006.
Labaké Juan Gabriel (2012) AMIA, Embajada ¿verdad o fraude?, Ed. Reconquista, Buenos Aires.
Lanata Jorge (2006) Tócala de nuevo Nisman, Diario Perfil, 19/11/06. http://www.perfil.com/columnistas/Tocala-de-nuevo-Nisman-20061119-0005.html
Moniz Bandeira Luiz Alberto (2001) Formula para el caos. La caída de Salvador Allende (1970-1973), Ed. Corregidor, Buenos Aires.
O´Donell (2011) ArgenLeaks. Los cables de Wikileaks sobre la Argentina, Ed. Sudamericana, Buenos Aires.




[1] La muerte del fiscal y la marcha del 18 N fue reproducida por la prensa concentrada mundial. La noticia tuvo una cobertura importante en los diarios norteamericanos The Washington Times o The Washington Post; los españoles El País y El Mundo; el británico  The Guardian o el francés Liberátion. La CNN norteamericana está operando permanentemente para dar entidad a las acusaciones de Nisman contra el gobierno nacional.



lunes, 2 de febrero de 2015

La revolución boliviana

Aritz Recalde, febrero 2015

“Estamos acá para decir basta: de la resistencia de 500 años a la toma del poder por otros 500 años (…) nuestros antepasados lucharon. Túpac Katari para restaurar el Tahuantinsuyo, Simón Bolívar que luchó por esa patria grande, el Che Guevara que luchó por un nuevo mundo en igualdad”. Evo Morales, 22 de enero de 2006
“En Bolivia no mandan los gringos, sino los indios”. Evo Morales, 22 de enero de 2015

En Bolivia desde el año 2006 se está desenvolviendo una revolución nacional, popular y antiimperialista que refundó el país. La revolución boliviana encarna en su seno dos tradiciones políticas que son la nacionalista de izquierda y la indigenista. La fórmula presidencial es emblemática de la fusión de las dos corrientes ideológicas: nacido en Oruro y de origen humilde, el presidente Evo Morales Ayma es étnicamente aymara y buena parte de su trayectoria política se ligó a la lucha sindical campesina junto a los pueblos indígenas. El vicepresidente de Bolivia es Álvaro García Linera, quien tiene una formación universitaria en sociología y en matemática y una ideología de izquierda nacionalista y marxista.

El nacionalismo antiimperialista boliviano
Nosotros desde el principio hemos sido antiimperialistas, anticapitalistas”. Evo Morales Ayma (2014: 112)

“El dinero internacional asumió parte conductora en los mecanismos del Estado (…) Bolivia ya no vive propiamente por sí. Representa, sumisa al dictado ajeno, el rol que un desconocido y lejano poder le asigna. Su dependencia del extranjero, sólo ideológica hasta ese día, toma formas definidamente serviles de la dependencia económica”. Carlos Montenegro (2003: 224)

Carlos Montenegro (1903 – 1953) quien fuera uno de los ideólogos originarios del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), mencionó que en Bolivia coexistieron dos tradiciones políticas opuestas: la colonialista y la nacionalista. Al momento de la independencia de Bolivia, la tendencia nacionalista enfrentó a las “corrientes foráneas de dominio”, representadas en una aristocracia de nobles y de hacendados ligados a los negocios con las potencias mundiales. La “casta directora” como la denominó el autor, adhirió a la teoría económica de Inglaterra y “con leyes traídas del Viejo Mundo querían eliminar el origen y la historia del país (…) su sensibilidad europeísta que despreciaba al indio y al cholo integrantes de las clases populares, puede explicar el menosprecio con que miró, o no miró, la suerte de las masas” (Montenegro 2003: 109 y 209).
Montenegro mencionó que la independencia boliviana se produjo por la acción heroica de la “clase popular” y de los “caudillos” del estilo de Manuel Asencio Padilla, Juana Azurduy, Pedro Domingo Murillo o de José Miguel Lanza. El autor destacó que a partir del año 1825, el nacionalismo que tuvo como finalidad la “libertad para la nación misma” y la “efectiva soberanía”, fue enarbolado por las figuras de Simón Bolívar, de Antonio Sucre, del Mariscal Andrés Santa Cruz y de José Ballivián.
Montenegro destacó que la mayoría de los caudillos y dirigentes populares de orientación nacionalista, murieron o fueron desplazados del gobierno, favoreciendo la asunción de mando de la oligarquía “colonial”. El autor mencionó que como resultante del proyecto de país y de las incapacidades de la “casta directora”, se produjo el “desastre nacional de 1879, en el cual Bolivia y Perú perdieron la guerra contra Chile que se apropió de la salida al mar del primero. Montenegro entiende que el desastre bélico “derruía” los valores de la clase dirigente y generó las condiciones para el surgimiento de un nuevo nacionalismo boliviano. 
En la misma línea histórica, Montenegro sostuvo que la clase oligárquica fue incompetente en la conducción de la Guerra del Chaco contra Paraguay (1932 – 1935). Luego del colapso y de la derrota, retornó el “sentimiento nacionalista” y “cada soldado vuelto del frente, trajo en sí una partícula ansia afirmativa de Bolivia (…) lo prodigioso de la guerra del Chaco, se cifra en esta revelación de la autenticidad boliviana ante la conciencia colectiva” (Montenegro 2003: 240). Montenegro se estaba refiriendo al proceso político iniciado en el año 1936 con el golpe militar de Germán Busch (1904-1939), que impulsó a David Toro (1898-1977) a la presidencia en el año 1936. En su discurso de asunción, Toro mencionó su objetivo que era el de “implantar el socialismo de estado con el concurso de los partidos de izquierda”. Durante su mandato se creó el Ministerio de Trabajo y Previsión Social, se nacionalizó el petróleo que era controlado por la Estándar Oil (EUA) y se reconocieron derechos civiles a las mujeres (aun no el voto, logrado definitivamente en el año 1952).
Toro renunció para que asuma Busch en el año 1937. El presidente entrante impulsó un Código de Trabajo, nacionalizó el Banco Central y la exportación minera y sancionó la Constitución de 1938 que incluyó un régimen social, uno “económico financiero”, una sección para el “campesinado”, un “régimen cultural” y un apartado de “la familia”.
Buena parte de las iniciativas nacionalistas y populares se profundizaron e institucionalizaron a partir de la revolución del año 1952, que realizó una reforma agraria eliminando el latifundio, promovió el control estatal de la economía, estableció el voto universal, nacionalizó la minería, masificó la educación básica y reformó las Fuerzas Armadas y creó milicias. La revolución desplazó a la oligarquía de los cargos de gobierno y favoreció que la Central Obrera Boliviana ocupe lugares importantes de decisión en el gobierno, con dirigentes como Juan Lechin.
Previo a la llegada de Evo Morales en el año 2006, el nacionalismo boliviano tuvo una última experiencia durante los gobiernos de los militares Alfredo Obando y de Juan José Torres. En la tercera presidencia de Ovando (1969 – 1970), se desempeñó como ministro de Energía e Hidrocarburos el intelectual nacionalista y socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, quien aseveró terminantemente que “desde el punto de vista económico, Bolivia es para el imperialismo un mercado irrenunciable de abastecimiento de recursos naturales no renovables de carácter estratégico” (Quiroga 1979: 128). Bajo la iniciativa de Quiroga y con la finalidad de revertir la acción imperialista, el 17 de octubre del año 1969 se nacionalizó la compañía norteamericana Gulf Oil, otorgando a la empresa estatal YPFB el control y la administración de los hidrocarburos.
Con Juan José Torres en la primera magistratura, se rescindió el contrato de la mina Matilde y el Estado adquirió el control del zinc, en el contexto de un gobierno con importante participación obrera.
En el año 1971 Hugo Banzer derrocó al presidente Torres y en palabras de Quiroga Santa Cruz “la burguesía pro imperialista asalta el poder” (Quiroga 1979: 15). A partir de esa fecha, se produce en palabras de Quiroga la “desnacionalización de Bolivia”, que favoreció el accionar de las empresas multinacionales, del FMI y el Banco Mundial que poco a poco, aumentaron su control sobre las políticas de petróleo, la minería y el conjunto de recursos naturales y de espacios de gobierno de Bolivia.      
Evo Morales y García Linera forman parte de la tradición política nacionalista que describió Montenegro y que postuló Quiroga Santa Cruz. El actual presidente de Bolivia desenvolvió una histórica lucha contra el imperialismo norteamericano, que promovió la destrucción de las plantaciones de coca. La defensa del cultivo frente a la intromisión norteamericana, adquirió dimensiones económicas, ideológicas, políticas y culturales. El cultivo genera empleo, es utilizado para trabajar en las acuciantes condiciones de la altura y en la minería y forma parte de las tradiciones identitarias del país.
Morales destacó que con el pretexto de combatir el tráfico de drogas, el gobierno de los EUA por intermedio de su embajada y de la Drug Enforcement Agency (DEA), asumió el mando de la policía y de las Fuerzas Armadas que reprimieron violentamente al pueblo boliviano. No es casualidad por ello, que Evo Morales expulsó en el año 2008 al embajador de los EUA Philip Goldberg y echó a la DEA de Bolivia. Según el presidente, la decisión se tomó para detener la influencia del país del norte en la política interna y en sus palabras “hemos tenido que tomar medidas drásticas, como decidir la salida del embajador de Estados Unidos y sus agencias del país, porque tenemos que destruir las bases de esa intervención permanente. No imaginan cómo trabajan las ONG´s, la USAID. Van y hablan con dirigentes para que hagan oposición a Evo Morales” (Calloni 2009: 341).

En sintonía con Busch y con Toro y por intermedio del Decreto 28.701/06 “Héroes del Chaco”, Evo Morales nacionalizó los hidrocarburos y refundó YPFB, que actualmente asume la gestión y el control de la cadena de producción y de distribución de hidrocarburos. 

Las luchas indígenas de liberación
“Los valores y principios no se descubren sino que vienen de nuestros antepasados como Túpac Katari, Bartolina Sisa, Zarate Villca, los hermanos Catari, ellos nos dejaron un línea, hay que refrescar la memoria, revisar la historia”. Evo Morales (2014: 123)

“Las naciones indígenas oprimidas por siglos, los movimientos sociales explotados por décadas no solo han retomado el protagonismo histórico sino que, como en Bolivia, se han vuelto poder de Estado y hoy conducen el país”. Álvaro García Linera, 22 de enero 2015

Además de la tradición nacionalista y antiimperialista, la revolución del año 2006 se inscribe como parte de las históricas resistencias indígenas al accionar del colonialismo. Tal cual afirmó Evo en el epígrafe, las luchas actuales se ligan a las reivindicaciones de referentes como Tupac Katari, Bartolina Sisa y otros dirigentes de los pueblos originarios.
El Preámbulo de la nueva Constitución Nacional sancionada en el año 2009, se refiere explícitamente a la existencia de las comunidades precolombinas y la resistencia al colonialismo que fue protagonizada por la comunidad indígena. En la letra de la Carta Magna se menciona que “El pueblo boliviano, de composición plural, desde la profundidad de la historia, inspirado en las luchas del pasado, en la sublevación indígena anticolonial, en la independencia, en las luchas populares de liberación, en las marchas indígenas, sociales y sindicales, en las guerras del agua y de octubre, en las luchas por la tierra y territorio, y con la memoria de nuestros mártires, construimos un nuevo Estado”.
Las organizaciones libres del pueblo son el corazón del proceso político y ofician como el sector más dinámico de la revolución. Según García Linera la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia y la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa, conjuntamente a otras organizaciones sociales, son “la base de este Gobierno Revolucionario” (García Linera 2013: 127).
Según vamos a mencionar a continuación, a partir de la revolución las organizaciones indígenas ocupan los cargos de responsabilidad de gobierno y son el sujeto fundamental hacia donde se orientan las políticas del Estado.

La revolución política
Evo Morales fundó su construcción de poder sobre el accionar de las organizaciones libres del pueblo. Estas organizaciones sindicales y campesinas resistieron al imperialismo por siglos y derrotaron al neoliberalismo en las marchas y sublevaciones del año 2000 al 2005.
El ascenso al poder de los campesinos organizados en el Movimiento al Socialismo (MAS), reflejó la crisis del sistema de partidos de Bolivia. Los partidos liberales y los espacios de tradición antiimperialista o socialista como el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) o del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), habían perdido legitimidad por su apoyo otorgado a programas antinacionales y neoliberales. En el año 1972 Quiroga Santa Cruz ya había profetizado que el acompañamiento del MNR al dictador Hugo Banzer, era “una deserción que le llevó a pactar con la burguesía hegemónica y a claudicar con el imperialismo” (Quiroga 1979: 130).
En el año 1999 en pleno contexto de crisis de representación de los partidos demoliberales, se organizó el primer congreso de Movimiento al Socialismo[1]. El partido elevó tres banderas fundamentales que fueron suspender la erradicación de las plantaciones de coca, la nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria a una Asamblea Constituyente de refundación nacional.
El ciclo político neoliberal se cerró con la presidencia inconclusa de Gonzalo Sánchez de Lozada, quien alcanzó la presidencia desde el MNR y contó con el apoyo de otros partidos como el MIR.[2] El mandatario renunció como resultado de la lucha popular y fue Evo Morales el que encabezó la resistencia contra Lozada. El MAS acusó a Lozada de intentar explotar el gas por consorcios extranjeros sacándolo por puertos chilenos y de privatizar el agua, como parte de las políticas económicas recomendadas por el Banco Mundial y por el FMI. Morales resaltó que el presidente Lozada continuó las políticas de los EUA, concernientes a eliminar las plantaciones de coca y a militarizar con bases la región.
La salida del mandatario fue con una brutal represión y solamente entre los meses de septiembre y de octubre del año 2003, murieron 67 personas en los enfrentamientos del pueblo contras las fuerzas públicas. El 17 de octubre Lozada renunció y partió, sugestivamente, a los Estados Unidos. En el año 2013 se sancionó una ley que declaró al 17 de octubre como “Día de la Soberanía Nacional” en Bolivia.

Los indígenas al poder
La nueva Constitución política del Estado reconoce a 36 idiomas y naciones indígenas con derechos incluso previos a la propia formación de la República boliviana (…) Acá son las naciones indígenas, resistentes a la Colonia y a la República etnocida, las que devienen Estado; en otras palabras, las que convierten la diversidad societal en complejidad estatal y horizonte plural”. Álvaro García Linera (2014: 44)

A lo largo de décadas los sindicatos campesinos y mineros desarrollaron una importante tarea social, cuestión que les otorgó legitimidad política, masividad y base territorialidad y es por eso que Evo mencionó que “en el altiplano y en el trópico, el sindicato es también Estado, porque se preocupa no sólo de defender los intereses y derechos de sus afiliados, sino por proporcionar servicios básicos” como las escuelas, campos deportivos o caminos. 
Como resultado de la revolución del año 2006, cambió el componente de clase, racial y étnico de la dirigencia política boliviana. Según aseveró García Linera, la independencia de Bolivia del año 1825 sancionó un sistema de poder que institucionalizó la exclusión clasista y étnico racial del mundo indígena, a los que  se consideró como “irreductibles a la ciudadanía, igual que un martillo o una vaca, no obstante necesarios para acumular riquezas; nunca se los considerará iguales, ni en el origen ni en derechos y menos cuanto a destino compartido” (García Linera 2014: 31).
Para Linera la revolución boliviana del año 1952 amplió el acceso a derechos a los trabajadores reunidos en sindicatos, principalmente mineros. El proceso político que nacionalizó las minas, realizó la reforma agraria y amplió los derechos electorales, no quedó en manos de los trabajadores, sino que fue la “pequeña burguesía letrada e intermediaria” quien asumió el liderazgo (se refiere a Paz Estenssoro y el MNR).
Linera destacó que a partir del año 2006 con la instauración del Estado Plurinacional, se reconoce la “existencia de las naciones indígenas en la construcción material del nuevo Estado” (García Linera 2014: 37 - 43). A partir de la actual revolución boliviana, los pueblos originarios son el eje de construcción política. Según datos de García Linera “en los nueve departamentos, las Asambleas Departamentales cuentan con asambleístas seleccionados orgánicamente por las federaciones de trabajadores, campesinos, de organizaciones indígenas y vecinales del departamento (…) Del Total de los 130 asambleístas de la Cámara de Diputados, 73 diputados son de Organizaciones Sociales indígenas, obreras, campesinas, vecinales y laborales” (García Linera 2013: 120-121).
Los indígenas ocupan lugares en las legislaturas y demás cargos del sistema político como diputaciones, órganos de justicia, puestos públicos y en la oficialidad militar. Linera destaca que “la historia dominante y colonial había preparado un destino en el que el indio era agricultor, albañil u obrero (…) un campesino se vuelve presidente, un indígena se convierte en Ministro, Director o Senador, un obrero se vuelve viceministro, concejal o Alcalde, en fin, que el orden hasta acá acatado de las cosas se vuelca, se pode de cabeza” (García Linera 2013: 124-125). Sus idiomas son reconocidos por el Estado, tienen su propio sistema de justicia indígena, se regularizan sus tierras[3] y los movimientos sociales administran recursos desde sus organizaciones (ayllus, sindicatos, federaciones o confederaciones indígenas) (García Linera 2014: 46).

La mujer en la revolución
Además del ingreso de la clase popular y del indígena, la revolución favoreció la asunción de la mujer en la política boliviana. Dijo Evo Morales sobre el particular que “Cuando llegué a la Federación en 1988 no había organización sindical de mujeres, sólo una vez en el congreso participó una sola. En 1990 ya participaban mujeres y ahí dijimos hay que organizar a las mujeres” (Morales 2014: 119). Actualmente, la mujer tiene un rol central en la revolución, ocupando puestos ejecutivos y legislativos fundamentales.
La igualdad de género para las mujeres adquirió rango constitucional y en los artículos 11, 15, 26, 45, 48, 66, 78, 147, 210, 395 o 402 se menciona que el Estado garantizará sus derechos a no sufrir violencia, a la igualdad política, a la maternidad segura, al trabajo en paridad de condiciones y remuneración y al acceso a la tierra. El artículo 147 de la Constitución estableció queEn la elección de asambleístas se garantizará la igual participación de hombres y mujeres”. 
Para dar contenido a la Constitución, el gobierno sancionó la Ley Integral N 348 para Garantizar a las mujeres una Vida Libre de Violencia. El artículo 13 de la ley mencionó que “Para el acceso a un cargo público de cualquier Órgano del Estado o nivel de administración, sea mediante elección, designación, nombramiento o contratación, además de las previstas por Ley, se considerará como un requisito inexcusable el no contar con antecedentes de violencia ejercida contra una mujer o cualquier miembro de su familia”.

La nueva Bolivia
“Tres fueron los principales mitos a cuya advocación encomendó su suerte la oligarquía: el mito de la libertad, el del sufragio, y el de la ley (…) la oligarquía tomó entonces para sí los atributos y funciones de la nación entera –los del gobierno y los del pueblo- eliminando por completo las demás clases integrantes de la comunidad”. Carlos Montenegro (2003: 215 y 220)

Cambios culturales
“Clases plebeyas y naciones indígenas son hoy en día el bloque social dirigente del Estado Plurinacional (...) tenemos una firme indianización de la narrativa estatal oficial, la historia legítima, el idioma oficial, la enseñanza pública, los símbolos cívicos, los hábitos culturales gubernamentales (…) ni la blanquitud de la piel ni la blanquitud cultural concentran privilegios”. Álvaro García Linera (2014: 50-52)

En Bolivia se están produciendo cambios radicales en el terreno cultural. Los pueblos originarios que históricamente sufrieron racismo y discriminación, hoy son postulados como el sujeto del cambio de la historia.
Desde el año 2009, el Estado se definió como Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario. La Constitución Nacional introdujo un Capítulo con los Derechos de la naciones y pueblos indígena originarios campesinos, que incluyó un largo decálogo de derechos culturales que van de la identidad, al idioma, la religión o la educación.  Los idiomas de los pueblos indígenas adquieren reconocimiento oficial y el sistema educativo es bilingüe por ley.
Como símbolos patrios además de la bandera tricolor, se incluyó la wiphala que representa a las naciones indígenas.
Tal cual mencionó Linera en el epígrafe, el país está formando parte de un revisionismo histórico. Un caso importante para analizar, son los cambios introducidos en el Museo Casa de la Libertad  de Sucre. En la histórica Sala de la Independencia, la revolución elevó en el panteón de los héroes nacionales junto al libertador Bolívar, Antonio José de Sucre y José Ballivián, a las imágenes de Túpac Katari y de Bartolina Sisa. Con éste y otros gestos de política pública, los indígenas pasan a ser reconocidos como artífices fundamentales de la liberación boliviana respecto del colonialismo español.
La asunción presidencia de Evo Morales en Tiwuanacu[4] con a las organizaciones libres del pueblo, forma parte de la recuperación histórica de las tradiciones indígenas. Los pueblos originarios son reubicados en la historia y ya no son meros sujetos colonizados, sino que se postulan como los fundadores de una civilización propia y pujante.
En uno de los Museos de Tiwanaku hay una imagen que reproduce una línea de tiempo y que expresa la interpretación de la actual revolución, acerca del rol jugado por los pueblos originarios en la conformación de Bolivia. La iconografía cronológica transcurre del Imperio Tiwuanaku, pasando por los Señoríos Regionales, los Incas y en la titulada “Época Actual”, hay una mención al Estado Plurinacional, a Evo Morales y al satélite Túpac Katari. El satélite simboliza la búsqueda de soberanía científica de la actual revolución, que se inscribe a sí misma en los históricos logros tecnológicos, productivos y civilizatorios del Imperio Tiwanaku, de los señoríos indígenas y de los Incas. Es bueno destacar, que en la línea de tiempo no aparece el colonialismo europeo.
En el año 2008 Bolivia fue declara libre de analfabetismo, como el resultado de un programa educativo que contó con el apoyo protagónico de los maestros de Cuba. La inversión en educación pasó de 6519 millones de bolivianos en 2005, a 15.023 millones en 2013 (Informe de Gestión 2013).

El desarrollo económico
Las nacionalizaciones, la reinversión del Estado y los altos precios internacionales de los hidrocarburos y los minerales, generaron las condiciones para el histórico crecimiento del Producto Interno Bruto de Bolivia, que se elevó de 9.521 millones de dólares en 2005, a 34.000 millones en el año 2014.
Las nacionalizaciones le otorgaron al gobierno una masa de recursos que fue reinvertida en el país. Según palabras de Evo Morales en el marco de la reciente asunción presidencial, la renta petrolera que quedaba en Bolivia en el año 2005 era de 300 millones de dólares y en 2014 se multiplicó hasta alcanzar la cifra de 5.330 millones de dólares.
El presidente sostuvo que la inversión estatal en el país subió un 795% entre 2006 y 2014, frente al escaso crecimiento del 15% registrado entre 1997 y 2005. A partir de acá, el gobierno aumentó las transferencias a gobernaciones, municipios y universidades que pasaron de 6.669 millones de bolivianos en 2006, a 29.221 millones en 2014. En el terreno de la salud el presupuesto público del 2005 era de 2.773 mil millones de bolivianos y en 2013 la cifra alcanzó los 10.054 millones (Informe de Gestión 2013).
Lejos de su histórico destino económico subdesarrollado que le fue impuesto por la división internacional del trabajo, Bolivia está planificando la refundación productiva del país. Entre 2006 y el 2013 se crearon 103.217 empresas privadas (Informe de Gestión 2013). El gobierno adquirió un satélite, renovó su equipamiento militar y se propone aumentar la inversión en ciencia y tecnología. Bolivia está impulsando planes de desarrollo para la industrialización de los hidrocarburos, la modernización de la producción de alimentos (EMAPA), la minería, los transportes aéreos (BOA) las telecomunicaciones (ENTEL) o la manufactura (García Linera 2013: 97-103)

Los cambios sociales
“América Latina no sufría problemas de riqueza, sino su injusta distribución y la falta de equilibrio económico para fomentar la producción”. Evo Morales (2014: 276).

La revolución les otorgó una renta universal a todos los alumnos de la escuela primaria, que se denominó Bono Juancito Pinto. Los adultos mayores de sesenta años de edad reciben la Renta Dignidad y el gobierno efectuó un aporte económico para atender médicamente a las mujeres embarazadas y a los niños menos de dos años (Bono Juana Azurduy)[5].
Según expresó Morales, a contrapelo del neoliberalismo los salarios de los trabajadores subieron por encima del 200 % en los 9 años y el salario mínimo pasó de 440 bolivianos en el año 2005, a 1.440 bolivianos en el 2014. Una de las manifestaciones de la mejora del ingreso, es que hoy la comunidad boliviana consume y los mercados, paseos y lugares turísticos están siendo disfrutados masivamente por los hijos del país.
La cifra de desempleo es la más baja de la historia de Bolivia y llegó al 3,2 %, aunque sigue existiendo una alta tasa de trabajo informal y de menores[6].
Del 37 % de extrema pobreza que tenía el país en 2005, el gobierno la bajó al 18,8 % en 2014 y se propone que sea menor a un digito en 2020.
Bolivia no conoció en su historia un plan de infraestructura como el actual, que aumentó la  cobertura de energía eléctrica al 83%, amplió el agua potable al 85,2% de la población (programa MiAgua) y el gas llegó al 74 % de los habitantes. El Estado está desarrollando un Programa de Energía Nuclear con fines pacíficos, construyendo aeropuertos y modernizando la red caminera nacional.
Como parte del “vivir bien” el gobierno construye polideportivos en todo el país, que les permiten el acceso al deporte y a la recreación a todos los bolivianos sin distinción social alguna.

El país hoy tiene una política exterior independiente que le permite integrase a la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA) o requerir el ingreso como miembro pleno del MERCOSUR.
Bolivia, ese país que Rogelio García Lupo caracterizó como el “laboratorio de ideas que más tarde germinan en todo el continente”, está avanzando en la consolidación de un programa nacional de desarrollo independiente. Desde el año 2006 se cumple el postulado de Marcelo Quiroga Santa Cruz que afirmó que “las ideas cuando son de deliberación de todo cuanto deprime y lastra al ser nacional, se enraízan en el espíritu de la juventud, prenden en el corazón del pueblo, se hacen pasión colectiva y surge, no un golpe afianzador del injusto orden establecido, sino, una Revolución, así con mayúscula, que primero es del espíritu y después de la acción”.


Bibliografía citada
Aguiar Montaño José Luis (2010) Marcelo Quiroga Santa Cruz. Esplendor y Tragedia, Ed. OKIPUS, Cochabamba, Bolivia.
Calloni Estela (2009) Evo en la mira. CIA y DEA en Bolivia, Ed. Punto de Encuentro, Buenos AIres.
García Linera (2013) El oenegismo, enfermedad infantil del derechismo, Vicepresidencia del Estado, Bolivia.
(2014) Identidad Boliviana. Nación, mestizaje y plurinacionalidad, Vicepresidencia del Estado, Bolivia.
Informe de Gestión 2013, Presidencia de Bolivia, http://www.presidencia.gob.bo/documentos/mensaje_22-01-2014.pdf
Mesa F., Gisbert Carbonell y Mesa Gisbert (2012) Historia de Bolivia, Ed. Gisbert, Bolivia. 
Montenegro Carlos (2003) Nacionalismo y coloniaje, Ed. De La Juventud, La Paz, Bolivia.
Morales Evo (2014) Mi vida, de Orinoco al Palacio Quemado, Ed. Colihue, Buenos Aires.
            (2015) Discurso de asunción presidencial, 22/01/15, http://comunicacion.presidencia.gob.bo/index.php
Piñeiro Iñiguez (2006) “Carlos Montenegro: pasión por la nacionalidad americana”, en Pensadores latinoamericanos del siglo XX, Ed. Siglo XXI, Buenos Aires.
Quiroga Santa Cruz Marcelo (1979) El saqueo de Bolivia, Ed. Puerta del Sol, La Paz, Bolivia.



[1] Recuerda Evo Morales que “David Añez Pedraza nos regaló la sigla, él era el jefe de ese partido” (Morales 2014: 228).
[2] Al MNR se sumaron el Movimiento Bolivia Libre, el ya mencionado MIR, Acción Democrática Nacionalista y la Unidad Cívica y Solidaridad. Luego se agregó la Nueva Fuerza Republicana (Morales 2014: 258).
[3] Evo Morales mencionó que fueron 580.000 los títulos de tierra entregados desde el 2006 a la fecha.
[4] La organización económica, política y cultural del Imperio Tiwanaku, ocupó un lugar central en un amplio territorio sudamericano. Ubicada a 70 km de la ciudad de La Paz, en su etapa expansiva alcanzó importante influencia en Bolivia, Perú y en el norte de Chile y de Argentina. Los historiadores dividen su desenvolvimiento en tres etapas: período formativo, período urbano y período expansivo. El primer período se inició en el año 1500 antes de Cristo y el Imperio llegó a su ocaso en los siglos XII y XIII. Desarrollaron una importante arquitectura que actualmente se puede visitar en el Museo Tiwanaku y que incluyó la construcción de ciudades, templos, sistemas de riego, el manejo de cobre, el oro y la plata y la producción de una refinada cerámica y piedra esculpida.
[5] García Linera sostiene que “sólo el año 2010, con el Bono Juancito Pinto, se entregaron USD 59,1 millones a más de 1,8 millones de niños y niñas. Con la Renta dignidad, USD 240 millones a 600.000 ancianos y ancianas; y con el Bono Juana Azurduy, USD 13,4 millones a 208.000 madres y 342.000 niños menos de un año” (García Linera 2013: 18).
[6] El gobierno reguló el trabajo infantil en la Ley 548 Código Niño, Niña y Adolescente.

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