domingo, 27 de febrero de 2011

Cristina Fernández y la segunda independencia

Aritz Recalde - febrero 2010

El gobierno de Cristina Fernández expresa una etapa trascendente en la consolidación de la conciencia nacional del pueblo argentino, en su camino hacia la segunda y definitiva independencia. La primera independencia fue la política, la segunda y actual, implica el desarrollo integral y sustentable del país.
Los pilares de la recuperación nacional, se articulan a partir de promover y de aplicar un programa de desarrollo endógeno, luego de décadas de destrucción deliberada de la Argentina. El proyecto nacional se propone industrializar el país vinculando a las organizaciones libres del pueblo en la toma de decisiones del proceso político. El programa de reconstrucción está promoviendo la unidad de América Latina y la emancipación social de nuestros habitantes, por intermedio de la creación de puestos de trabajo y de la puesta en práctica de políticas universales y focalizadas. Con estos objetivos, el proyecto inaugurado en 2003 viene consolidando la matriz energética para las próximas décadas con logros como Atucha II o la ampliación de Yacireta. Asimismo, construye desde el Estado una nueva infraestructura para apuntalar el importante crecimiento económico y social, con la edificación de más de 8 mil kilómetros de rutas nuevas y reparadas, de 1000 escuelas, de 120 obras universitarias o de más de 650 mil viviendas sociales.

La industrialización es el único camino real hacia la soberanía nacional y un país meramente agroexportador o de servicios, no alcanzará nunca la independencia económica y política. Los éxitos del nuevo patrón de crecimiento se reflejan en solidez del modelo frente a la crisis mundial, en la diversificación de la matriz productiva, en la avanzada sustitución de importaciones, en el fortalecimiento del mercado interno y de las cuentas públicas o en la recuperación estratégica de empresas de servicios y financieras en manos del capital trasnacional o concentrado local.
En el plano de la política interna y a diferencia del partido liberal, que hace de la política un mero ejercicio electoral sin participación popular y sin perspectivas de cambio social, Cristina está convocando a las organizaciones libres del pueblo en la transformación del país. La política y por primera vez desde la apertura democrática, es un elemento de transformación social y económica, que permite mejorar la situación de la mayoría de los argentinos. En el plano de las relaciones exteriores, el gobierno está aplicando una política multilateral e independiente, que recuperó la perspectiva estratégica latinoamericana como meta. El ingreso al G 20 o la intensa diversificación de los mercados exteriores, hablan de eso. La relación histórica con Brasil y la promoción y la puesta en funcionamiento de la UNASUR, son expresiones del proceso de integración regional más importante de la historia del país desde la época de su independencia.
En el terreno cultural, se está produciendo un proceso de transformación inédito en muchos aspectos. La promoción de las leyes de servicios audiovisuales y de matrimonio igualitario o la aplicación de la TV digital, son medidas revolucionarias en el plano cultural. La refundación de radio nacional, de la televisión pública o de la agencia estatal de noticias, son muestras de que se puede hacer cultura de calidad y que se puede entretener e informar con profesionales de altísimo nivel y de irreprochable trayectoria. En el ámbito científico y de la educación superior, se viene ejecutando un programa de inversión en salarios y en infraestructura, que incluyó la apertura de 9 universidades, que distribuyó más de 40 mil becas, que triplicó la planta de investigadores o que repatrió cerca de 900 de científicos. La innovación y la ciencia estatal, se perfilan como un elemento central del nuevo patrón económico y eso se refleja en los importantes logros de la CNEA o de ARSAT - INVAP, que para orgullo argentino, nos ubican entre las naciones de avanzada en la producción de energía atómica y satélites. En paralelo, se genera un trascendente resurgir de la conciencia histórica del pueblo, por intermedio de la reivindicación de las luchas y las acciones de las generaciones anteriores o a partir de recuperar la gesta patriótica del 20 de noviembre de 1845.
En el plano social, el modelo económico generó las condiciones para la recuperación del trabajo y elevó el consumo y el nivel de vida de los sectores medios y de buena parte de la clase trabajadora. Como complemento, se formuló un programa de apoyo a los sectores sociales más débiles a los cuales no les llega de manera directa la recuperación económica y la asignación universal para más de 3 millones de niños o la distribución de más de 2,5 millones de jubilaciones, son dos de sus pilares.

Falta mucho por hacer ya que siguen existiendo grandes deudas y limitaciones de la gestión, tras décadas de destrucción, de concentración económica y de extranjerización del país. Pese a eso, iniciamos un camino de reconstrucción nacional, que si se continúa y se profundiza en el mediano y largo plazo, consolidará las bases para la segunda y definitiva independencia.

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