jueves, 16 de octubre de 2008

La comunicación que queremos para el siglo XXI: debates y propuestas para un nuevo Plan de Estudios









Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP

Comunicadores Para el Pueblo (Editores) Aritz Recalde (compilador)


La versión impresa la podes adquirir en la mesa del CPP en la Facultad, sede del bosque.

Introducción: La Comunicación Social y la Reforma Plan de Estudios de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social (FPyCS) Puntos de partida y desafíos para el debate.

La FPyCS ha tenido un crecimiento notable a nivel institucional en los últimos años y actualmente cuenta con alrededor de 6000 alumnos cursando y con aproximadamente 230 graduados que egresan al año. Dicha matricula de ingreso y egreso, ubica a la Facultad en el tercer lugar de importancia entre las carreras de Ciencias Sociales de la UNLP y en el octavo en relación al conjunto de carreras de la universidad. Asimismo y cuestión trascendente, la FPyCS de la UNLP se encuentra entre las tres Carreras de Comunicación Social de mayor de importancia del país.
El trabajo que presentamos a continuación introduce un debate de suma importancia para la agenda pública Argentina: desarrolla un breve repaso de los principales temas que se están discutiendo en la actualidad en el campo de la Comunicación Social, atendiendo particularmente las funciones que podría o que debería, según cada entrevistado, tener la disciplina. Ambas cuestiones se abordan teniendo como marco general la potencial reforma del Plan de Estudios de la FPyCS de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Dicha discusión y entre otras cuestiones y abordajes, involucra la posibilidad y la trascendente necesidad, de discutir la formación académica del comunicador social en relación a las demandas propias del campo de la disciplina, pero además y cuestión prioritaria, requiere establecer la formación educativa del comunicador en torno a las prioridades y objetivos de los habitantes de la región y el país, que nos dan el financiamiento y lo que es importante remarcar, nos aportan nuestra razón última de ser.
La FPyCS en el año 2006 presentó una propuesta de reforma del Plan de Estudios del año 1998 que fue suspendida. Este último Plan y entre otros temas, introdujo las Tesis, los Seminarios Interdiciplinarios, la orientación del Profesorado y la flexibilización en la elección de materias dejando entre las “optativas” varios cursos tradicionalmente obligatorios. Entre los temas más cuestionados y que tras un diagnostico certero la reforma del año 2006 se propuso modificar, fue este último de la flexibilidad en la elección de la formación por parte de los alumnos. Con este objetivo, se propuso un nuevo esquema de correlatividades y de materias obligatorias, que conjuntamente a la promoción de dos nuevas orientaciones y de espacios permanentes de investigación y de formulación de Tesis, sintetizan el núcleo duro de la propuesta 2006. El proyecto del 2006 fue el tercero en el período de la democracia, continuando las experiencias de reforma e implementación del Plan 1989 -que sustituyo al de 1977 de la dictadura- y el actual de 1998. El proyecto y más allá de que sea perfectible, inició un importante camino hacia la reformulación de nuestra formación académica. Lejos del consignismo y la simplificación realizada sobre el mismo por parte de algunas agrupaciones, consideramos oportuno analizar a conciencia, sin anteojeras y sistemáticamente, dicha propuesta, rescatando los avances que presentó en varios aspectos y marcando, cuando consideramos pertinente, las críticas y promoviendo propuestas para mejorarlo. El trabajo que usted va a poder leer a continuación se vincula a la reforma del Plan de Estudios mencionado y cuenta con el antecedente en la Consulta Popular Estudiantil sobre las fortalezas y debilidades del Plan 1998 que desarrolló Comunicadores Para el Pueblo en el año 2007. Conjuntamente a la consulta, se desarrolló una actividad de debate abierta con la presencia de un panel conformado por varios docentes de la Facultad. Con posterioridad a dichas actividades y como complemento, implementamos un diagnostico comparativo de los programas de otras carreas, lo cual nos permitió tener algunas herramientas para analizar el Plan 1998 y la propuesta 2006.
Finalmente y continuando las actividades mencionas y con el objetivo de enfrentar el desafío que implica una reforma académica, convocamos a un debate abierto a la comunidad docente, los profesionales y a un conjunto de actores ligados a la comunicación desde organizaciones sociales, políticas y culturales externas a la Facultad. La apertura que abrimos a la voz de las organizaciones libres del pueblo, tiene, por lo menos, dos claras justificaciones: por un lado, son esos habitantes y organizaciones de la nación los que sostienen con sus impuestos la educación pública y en cuanto tal, se torna prioritario poder vincular la formación académica de la Facultad a la solución de sus problemas y expectativas. Pero además y tema importante, nos distanciamos del pensamiento “cientificista” que establece que el saber se produce solamente en la Universidad y por el contrario, estamos convencidos que las organizaciones libres del pueblo desarrollan cotidianamente un conocimiento y son protagonistas de una experiencia rica y profunda, que puede ser un gran aporte al debate de la reforma del Plan de Estudios de la Facultad.
El planteo de la reforma de un Plan de Estudios adquiere una dimensión teórica y a su vez y paralelamente, incluye una dimensión pedagógica. Ambas cuestiones, tanto la elección de materias y temas, como la forma práctica de encarar el aprendizaje, van a tener un resultado político. Toda elección de materias y de programas, implica y solamente por una cuestión básica de tiempo y de recursos, recortar los temas a introducir, sumando algunas problemáticas y excluyendo otras. Esta elección va a implicar un posicionamiento, una mirada y una forma de entender y transmitir el conocimiento, que va a promover un determinado tipo de profesional de la comunicación.
En este marco, el recorte teórico y la proyección del perfil del comunicador del nuevo Plan, debería partir de un acuerdo general y básico entre la sociedad que nos financia y la Facultad, del tipo de profesional que queremos y que necesitamos para resolver los problemas de la región y el país. Es importante recordar que articular la formación académica con los problemas de la nación, involucra tener en cuenta la posibilidad de establecer una relación armónica entre la formación del comunicador, las políticas públicas, el conjunto de las organizaciones libres del pueblo y el resto de los factores de poder de la sociedad.

Este debate no es fácil de resolver y por el contrario, tiene distintos puntos de vista que deberán conciliarse. Entre las distintas miradas sobre el tipo de comunicador social podemos reconocer, al menos, cuatro propuestas de formación “profesional”:
1-están aquellos actores que sostienen que el Comunicador Social debe atender, prioritariamente, las necesidades y debates de la “Comunicación Alternativa” y la práctica de las Organizaciones libres del pueblo;
2- por otro lado, algunos van a plantear la importancia de vincular el perfil del profesional a las “demandas del mercado”;
3- asimismo, algunas personas van a plantear la importancia de mantener distancia del contexto y promover la “producción científica” independiente;
4- y por último, también estamos aquellos que sostenemos que el perfil del comunicador social debe relacionarse, prioritariamente, a las demandas del conjunto de las políticas de Estado depositarias de la soberanía popular e instrumentos de desarrollo nacional integrado.

Está claro que la elección de las alternativas mencionadas trae detrás de si un profundo debate desarrollado a través de la historia de la Comunicación y su relación con el país y el continente. Los cuatro posicionamientos no son los únicos y además y es bueno remarcarlo, no se excluyen necesariamente. Ahora bien y en una somera síntesis, si quisiéramos ubicarlos históricamente, podemos identificar cuatro momentos ligados a los puntos arriba mencionados:
1- durante las décadas de 1960 y 1970 los debates y prácticas de la
comunicación en Latinoamérica alcanzaron su punto más alto en lo que respecta a la crítica ideológica y la articulación, individual y colectiva, con la acción política. Allí están los libros e investigaciones de Heriberto Muraro de la década del setenta o los trabajos de Mattelart escritos durante el gobierno de Salvador Allende. Asimismo y en relación a las prácticas comunicacionales, podemos recordar las experiencias de comunicación alternativa de las Radios Mineras de Bolivia de las décadas del cincuenta y sesenta, la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA) de Rodolfo Walsh o el paso del argentino Ricardo Masseti en la fundación de Prensa Latina. Asimismo y llegando a la actualidad, podemos ver que existen diversas experiencias de comunicación en el marco de las organizaciones libres del pueblo, como y por ejemplo, aquellas vinculados al Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO). En este contexto, varios estudiantes, profesionales o docentes, van a sostener que el perfil de comunicador debe ligarse al estudio y/o el acompañamiento de experiencias de esta índole.
2- En lo que respecta a la articulación de la Comunicación Social y el Estado y
pese a la prácticamente inexistencia histórica de Políticas Nacionales de Comunicación en el país, es innegable la trascendente dimensión que adquirió la ley 14.241/53 del Servicio Nacional de Radiodifusión, la agencia de noticias TELAM o el Canal 7, creados durante los dos primeros gobiernos peronistas. Asimismo y de distinta índole o latitud, es bueno recordar la trascendente importancia que adquirieron el programa de Comunicaciones de Velasco Alvarado de Perú del año 1968, el debate de la UNESCO y el Informe Mac Bride en los setenta, el actual canal latinoamericano TELESUR, la programación del canal del Ministerio de Educación de la Nación ENCUENTRO o el proyecto reciente del Satélite Simón Bolívar. Estos casos son expresiones claras y trascendentes, de la potencialidad que tiene el Estado para desarrollar y promover las comunicaciones en una nación del sur de América. En este marco, vamos a encontrar propuestas que establecen que el perfil del comunicador debe estar orientado, prioritariamente, al estudio de la Planificación de la esfera Pública y las Políticas Nacionales de Comunicación.
3- De la crítica ideológica de los años setenta ingresamos a la década de 1980
en donde se desarrollaron extensamente los “Estudios Culturales”, muchos de ellos, importaciones de marcos conceptuales del marxismo europeo de posguerra. A diferencia de las décadas anteriores, se abordaron las diferencias culturales desentendidas de los factores materiales de poder y en muchos casos, se naturalizó la realidad existente y el programa neoliberal implementado en esa década y la siguiente. Ante el afán de recalcar la capacidad del receptor de resignificar lo que recibe de los medios de comunicación, se perdió de vista en estos estudios, el proceso de concentración de medios y de poder de la década.
4- Durante los años noventa se promovió un modelo de comunicación
estrechamente relacionada a los estudios de marketing y opinión pública publicitaria o electoral. En este sentido y de manera similar a los modelos anteriores, estarán aquellos docentes, profesionales o estudiantes, que van a sostener la importancia de orientar la formación académica en torno de la demanda laboral de mercado.

Una vez que acordemos los puntos precedentes, vamos a tener que plantear algunas dicotomías que nos presenta la posibilidad de la Reforma del Plan. Por un lado, entre los planteos que sostienen la importancia de mantener una Formación Teórica amplia y entre aquellos que por el contrario, promueven una formación prioritariamente técnica y más bien orientada a la práctica periodística concreta, que a los estudios o investigaciones. En el caso de la Facultad y durante el año 2007, se aprobó la Tecnicatura de Periodismo Deportivo, cuestión que, parecería, impulsó esta última posibilidad. Pero, tecnicatura mediante y en lo que respecta a las Licenciaturas, consideramos importante conservar la matriz teórica amplia en nuestra formación y fomentar, paralelamente, las prácticas laborales y comunitarias.

Asimismo, la reforma del Plan incluye decidir entre propuestas que hacen
hincapié en la importancia de implementar una Formación Básica extensa ampliando la obligatoriedad de materias. Por otro lado, están aquellas personas que promueven un núcleo básico de materias obligatorias corto siguiendo el modelo del Plan de Estudio sancionado en el año 1998. En este sentido y tras la experiencia como docentes y alumnos, consideramos importante ampliar la formación básica y las correlatividades para homogeneizar las formaciones y elevar el nivel de los debates en los cursos. La especialización puede quedar circunscrita a la orientación en la última etapa de la carrera y paralelamente, a la elección de Seminarios de práctica técnica e instrumental de la comunicación, de ámbitos de formación de Tesis, de programas de Extensión o de Cátedras Paralelas. En lo que respecta a la propuesta del Plan del año 2006, observamos que introdujo el ciclo básico o “ABC” en el cual se propuso ampliar a 20 las materias obligatorias (en vez de las 13 actuales) y se introdujo un nuevo esquema de correlatividades. Asimismo, y en el tema de las especializaciones, el proyecto conservó las orientaciones de “Periodismo” y de “Planificación Comunicacional” y agregó además, las de “Investigación Socio Cultural y Política” y la de “Opinión Pública”. En este último punto por qué no pensar en la posibilidad ampliar los contenidos de la orientación de Planificación Comunicacional en cuestiones de agenda y políticas de Estado y servicios públicos de comunicación.

Hechas estas aclaraciones, podemos ver que la posibilidad de reformar el Plan incluye muchos interrogantes a contestar y diversas variables a resolver. Ahora bien y pese a esta complejidad, hay una pregunta que consideramos importante traer: ¿qué cuestiones no pueden dejar de estar en el nuevo Plan? Veamos algunos temas.
Como punto de partida, es de suma importancia para el Comunicador Social adquirir una formación sólida en Economía Política, conocimiento sin el cuál dificultosamente podemos comprender tres de los rasgos más importantes de los medios de comunicación del país y el continente: primero, la concentración de medios audiovisuales y gráficos en pocas manos; segundo, la extranjerización de las emisoras y las agencias de producción de programación y noticia; y tercero, la articulación de los intereses de empresas y gobiernos extranjeros y los medios de comunicación, simbiosis que se estructura y desenvuelve como imposición cultural y “política neocolonial”.
Asimismo, consideramos prioritario en nuestra formación reforzar el estudio de las Políticas y la Planificación incluyendo materias que aborden las siguientes temáticas: la legislación, planificación pública y las regulaciones de medios; una teoría del Estado del tercer mundo; la relación entre Planificación de la Comunicación y Desarrollo Nacional; la importancia existente entre las categorías de soberanía política, independencia económica y tecnológica y Plan Nacional de Comunicación.
Vamos a promover que las investigaciones se orienten hacia los problemas de la región y el país, superando los frecuentes estudios de “discursos sobre discursos”. Es importante implementar talleres e intervenciones comunitarias con el objetivo de generar ofertas académicas relacionadas con las demandas de las organizaciones libres del pueblo. Para garantizar la masividad de estas prácticas, es importante promover la acción comunitaria desde medidas que acrediten y premien académicamente a los participantes en este tipo de proyectos. Consideramos importante desarrollar Seminarios de grado sobre Comunicación Alternativa, Social y Comunitaria.
Un tema importante que quedó planteado en la Consulta Popular Estudiantil del año 2007 fue la posibilidad de hacer anuales las historias argentina y latinoamericana, con el objetivo de reforzar la mirada desde nuestro continente en la formación académica. Es importante traer a consideración que la propuesta del año 2006 contempló este tema ampliado las historias obligatorias en el Plan. Otra cuestión pendiente estrechamente ligada a esta, es que no existe en el Plan actual la materia Historia Argentina del siglo XIX.
Con el objetivo de articular la formación integral del comunicador social, consideramos central implementar espacios institucionales permanentes en los cuales los estudiantes desarrollen prácticas concretas sobre las herramientas de trabajo periodístico y de investigación, tales como la radio, la edición de programación, las prácticas de cámara, la formación de espacios de comunicación digitales, portales WEB, etc.

Con el objetivo de responder a estas y otras inquietudes familiarizadas, desarrollamos tres preguntas que fueron contestadas por un conjunto de docentes, profesionales y comunicadores sociales, universitarios y no universitarios, que nos dieron sus opiniones personales. La primera pregunta se relaciona a un “Diagnostico del estado actual de la Comunicación Social” y fue redactada de la siguiente manera: ¿Qué temas usted considera, se están debatiendo en el campo de la comunicación actual? Los temas que aparecieron están ligados a diversos debates entre los cuales podemos mencionar: cuestiones de incumbencia de la disciplina; temas vinculados a la aparición de nuevas tecnologías; a la digitalización; cuestiones ligadas a la Ley de Radiodifusión; a la extranjerización de la prensa; a los debates de la democratización en función de los alcances de los canales de cable y la televisión abierta; al estudio del poder económico y los medios; al conflicto agrario y la cobertura de la prensa; a temas de comunicación comunitaria y la tensión con la academia; a los desafíos que traen aparejados los tratados de libre Comercio y la Cultura; al debate de las desigualdades entre naciones en el terreno de la comunicación; a la tensión libertad de prensa y de empresa; a temas del rol del Estado y su relación con las organizaciones populares; a la falta de debate de muchos temas; a los análisis de la relación entre la disciplina y el mercado; a la aparición de nuevos estudios culturales; cuestiones de las Políticas Nacionales de Comunicación y el Desarrollo; al problema de duración de la carreras y las tesis: otros se refirieron al Observatorio de Medios; al debate sobre la libre expresión y el COMFER; al rol de las agencias de noticias como CNN o Al Jazzira; a la aparición de TELESUR; al abandono de los debates sobre el poder y la crítica o la diversidad de estudios, entre otros temas.

La segunda pregunta se relaciono al “Deber ser” de la Comunicación
Social” y quedo redactada de la siguiente manera: ¿Cuál es en su opinión la función o el “deber ser” del Comunicador Social? Aquí aparecieron respuestas que establecieron la importancia de distintas cuestiones entre las cuales se pueden rescatar los planteos de: comunicar de manera real; de acompañar la formación de una sociedad más justa; de afrontar el debate sobre calidad de los medios; de problematizar la relación entre comunicación y conciencia nacional; de apoyar la militancia e intervenir en el conflicto social; de acompañar el bien común; de apoyar el desarrollo de una mirada política, social y cultural propia del continente; de promover las Políticas de Comunicación Públicas; de acompañar el desarrollo nacional; de discutir la dinámica de la sociedad y la forma como transformarla; de cuestionar la concentración mediática de rediscutir la idea de verdad o de ubicar al comunicador en un proyecto nacional, entre otros.

La tercera y última pregunta, se relacionó a la “Articulación de los puntos 1
y 2 en el Plan de Estudios” y quedó redactada de la siguiente forma: ¿Qué problemáticas, materias o áreas de investigación, usted considera, deberían introducirse o tendrían que ocupar un lugar más amplio en el Plan de Estudios de la Carrera?. Entre las respuestas encontradas debemos mencionar la posibilidad de: desarrollar una formación curricular basada en una mirada latinoamericana; promover la práctica laboral y la extensión permanente; poner a prueba los marcos teóricos; difundir la comunicación Alternativa incluyendo una orientación en Comunicación Popular o Comunitaria; desarrollar una formación humanista; promover la articulación entre investigadores y docentes; modificar las correlatividades de algunas materias; modificar la duración de materias; articular el trabajo de las cátedras; articular Proyecto nacional y reforma curricular o introducir nuevas materias, entre otras cuestiones.

Las entrevistas aparecen por orden alfabético y van acompañadas de una breve referencia de las actividades en las que se desenvuelve el entrevistado.
El trabajo cuenta con una breve historia de la Carrera denominada “Siete décadas de estudios en Periodismo y Comunicación” que aporta una mirada integral del desarrollo desde sus orígenes a la actualidad.

Debemos recordar que el Plan de Estudios establece pautas generales y que solamente su aplicación concreta y comprometida por parte de los universitarios, promoverá determinado posicionamiento político e ideológico en relación su articulación o no, a las Políticas públicas, las Organizaciones Libres del Pueblo y el Conjunto de factores de poder de la sociedad. En este sentido, solamente la práctica cotidiana de los miembros de la Facultad y sus relaciones con el medio, dirá la última palabra sobre el nivel de adecuación o de distancia de la formación académica y la producción científica, en relación a los temas y la información socialmente necesaria para la región y el país.
Por último y cuestión que excede el mero debate del Plan, estamos seguros de la importancia de promover en nuestra formación una mirada desde autores latinoamericanos y nacionales. En el mediano y largo plazo, este posicionamiento debe dar los frutos esperados: desarrollar una escuela de comunicación social con una mirada y una teoría nacional y latinoamericana, que responda a los desafíos, las demandas y las exigencias del país y del sur del continente.-

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